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Hiroshima y Nagasaki: historia de la bomba atómica

Nube atómica sobre Nagasaki

Hiroshima y Nagasaki sufrieron el lanzamiento de las dos primeras bombas atómicas de la historia de la humanidad. Todo comenzó con la ascensión de Adolf Hitler en Alemania. Se inició una carrera armamentística que condujo inexorablemente a la barbarie de la Segunda Guerra Mundial. Este conflicto sería aún más destructivo que lo que había sido la Primera Guerra Mundial. Gran parte de esa culpa la tienen las nuevas investigaciones que se estaban llevando a cabo con respecto al átomo. Los alemanes lideran los proyectos sobre fisión nuclear, a pesar de la diáspora de científicos que se está produciendo en Alemania a causa de la persecución nazi.

Los científicos emigrados a Estados Unidos presionan a Roosevelt para construir la bomba atómica ante el temor de que los nazis la pudieran desarrollar antes. Comienza aquí esta historia que culminará con la destrucción de Hiroshima y Nagasaki y la entrada del mundo en un nuevo tiempo: la era de la energía atómica.




¿Qué ocurrió en Hiroshima y Nagasaki?

Para ponernos en contexto, Estados Unidos, en lucha con Japón en plena Segunda Guerra Mundial, lanzó un ataque nuclear en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki respectivamente. Las bombas arrasaron las dos ciudades japonesas y mataron al instante a miles de personas.

Fechas del bombardeo

La bomba en Hiroshima se lanzó la mañana del 6 de agosto de 1945. Dos días después, el 8 de agosto, otra bomba atómica destruiría la ciudad de Nagasaki.

Mapa de las dos ciudades

¿Dónde se encuentran situadas Hiroshima y Nagasaki? Hiroshima se encuentra al oeste de Japón, y es la capital de la prefectura de Hiroshima, en la región de Chūgoku. La ciudad se encuentra en una llanura, sobre el delta del río Ota. La ciudad de Nagasaki está ubicada en la costa sudoeste de Kyūshū , y es la capital de la prefectura de Nagasaki.

Mapa de Hiroshima y Nagasaki en Japón

Antecedentes: la Segunda Guerra Mundial

Para entender el por qué de Hiroshima y Nagasaki, es obligado hablar sobre la Segunda Guerra Mundial. La guerra comenzó con la invasión de Polonia por parte de Alemania en septiembre de 1939. Estados Unidos se había mantenido al margen mientras los alemanes se apoderaban de Europa: Dinamarca, Noruega, Bélgica, Holanda y Francia fueron sometidas por los nazis. Solo seguía resistiendo Gran Bretaña con la ayuda material norteamericana.

La guerra dio un vuelco con el ataque de Japón a la base americana de Pearl Harbor, que obligó a los Estados Unidos a entrar en el conflicto en dos frentes a la vez: Europa y el Pacífico. Desde este momento, comienza una carreara armamentística por conseguir la bomba atómica, aunque por el momento los alemanes tienen las investigaciones más avanzadas.

La fuga de cerebros

Las leyes antisemitas provocaron una verdadera purga en la comunidad científica alemana. De 1933 a 1937 emigraron de Alemania muchos científicos, entre ellos 20 premios Nobel. De esto se beneficiaría enormemente para las generaciones futuras Estados Unidos, que recibiría a las mentes más brillantes de la época.

Entre los que decidieron ir al país norteamericano estaban Albert Einstein, Leo Szilard, Edward Teller, Hans Bethe, el italiano Enrico Fermi (Nobel de Física en 1938 que huyó del régimen fascista de Mussolini) y muchos otros.

Fotografía de Albert Einstein
Albert Einstein (1879-1955)

No les quedó más remedio que emigrar debido a las presiones que estaban siendo sometidos. Los nazis encumbraron a dos científicos, Philip Leonard, Nobel en 1905, y a Johannes Stark, Nobel en 1919, para atacar sistemáticamente a los científicos judíos alemanes que se oponían al nazismo. Estos “voceros” del régimen catalogaron la teoría de la relatividad de “fraude judío”. La “ciencia aria” debía sustituir a las teorías judías que no eran sino un cáncer que había que extirpar. Incluso Werner Heisenberg fue atacado por defender a su colega Einstein. 

En los años inmediatamente anteriores a la guerra mundial los estudios sobre el átomo estaban de plena actualidad. En Alemania un grupo de investigadores, encabezados por Otto Hahn Fritz Strassmann, llevan a cabo la primera fisión del núcleo de uranio. ¿En qué consistía este descubrimiento?

Un núcleo de uranio era bombardeado con neutrones que provocaban su fisión o división. Por un lado se genera energía como consecuencia de la pérdida de masa; pero por otra parte se producen neutrones que a su vez van desencadenando más fisiones. Esto último libera una energía de forma incontrolada, conformando el principio fundamental para la fabricación de una bomba atómica.

El nacimiento de la bomba atómica

Los avances alemanes en este campo, como hemos explicado antes, eran muy notables. Esto alertó a muchos científicos que comenzaron a presionar al Gobierno norteamericano para que tomase cartas en al asunto.

Conscientes de la importancia y popularidad de Albert Einstein, sus colegas le pidieron que fuera la cabeza visible en sus demandas. Einstein envió una carta al presidente Roosevelt advirtiéndole de lo peligroso que resultaría que Estados Unidos se mantuviese al margen de las investigaciones sobre la fisión del átomo y que los nazis consiguieran construir la bomba atómica. Roosevelt se da cuenta de inmediato del riesgo y manda crear el Comité del Uranio.

«Debería quemarme los dedos con los que escribí aquella primera carta a Roosevelt»

Albert Einstein. Palabras que citó cuando observó la explosión en Hiroshima

En Alemania, a pesar de la fuga de cerebros, todavía quedaban en el país científicos de renombre que podrían haber dirigido una investigación nuclear tan eficaz como la que llevarían posteriormente los norteamericanos. Pero conseguir la bomba atómica no era una prioridad para Hitler, más preocupado por desarrollar otras armas. Además, el tiempo que se tarda en construir una bomba y el coste que supone, sumado a los bombardeos masivos aliados a las ciudades e industrias alemanas, terminaron por imposibilitar los planes atómicos nazis.

Para Estados Unidos se convirtió en una prioridad, sobre todo tras el ataque japonés a Pearl Harbor en 1941. El país estaba en guerra y Roosevelt autoriza el desarrollo del arma atómica.

El Proyecto Manhattan




Con Estados Unidos en la guerra las intenciones de políticos y militares con respecto a la fabricación de la bomba atómica fueron en aumento. Desde un principio el proyecto era altamente secreto y solo un puñado de personas, a parte de los científicos involucrados, lo sabían.

Emblema no oficial del proyecto Manhattan
Emblema no oficial del proyecto Manhattan (1946)

El 17 de junio de 1942, Vannevar Bush, presidente del Consejo Nacional de Investigación para la Defensa (NDRC), que era además responsable del Comité del Uranio, se reunió con el presidente norteamericano para proponerle que el Ejército formara parte del proyecto. Roosevelt acepta y se crea el Comité de Política Militar para la creación de toda la infraestructura necesaria para desarrollar la bomba.

El coronel Leslie M. Groves es elegido director del proyecto que a partir de ahora se denominaría Manhattan Engineering District (MED). El nombre en clave “Manhattan” fue adoptado porque las oficinas del Jefe del Estado Mayor se encontraban en dicha ciudad.

“El Proyecto Manhattan no tenía relación con la vida industrial y social de nuestro país, sino que era un estado independiente con… sus miles de secretos. Tenía una peculiar soberanía, tal que podría provocar el fin, pacífica o violentamente, de todas las otras soberanías”

Herbert S. Marks

¿Qué era en realidad el Proyecto Manhattan? Partió de una demanda científica en su origen y se convirtió en un programa que adquirió dimensiones descomunales. En 1939 el físico Niels Bohr declaró que la construcción de una bomba atómica “no se puede hacer a menos que los Estados Unidos se convirtiera en una gigantesca fábrica”. Y eso se hizo, poniendo al coronel Groves a la cabeza de tal descomunal despliegue masivo a favor de la innovación y la ingeniería.

El general Leslie Groves

El general Leslie Groves poseía las habilidades necesarias para llevar a cabo tan delicado proyecto. Era un militar muy inteligente a la hora de comprender los problemas que se iban creando conforme avanzaba la construcción del arma atómica, y tenía decisión a la hora de asumir riesgos. Tuvo una gran capacidad para manejar las tensiones que se fueron creando entre científicos y militares, para reunir los recursos necesarios y mantener la seguridad del proyecto.

Leslie Groves
Leslie Groves (1896-1970)

La tarea que se le asignó era la de elaborar los planes para la organización, construcción, operación y seguridad del proyecto, y después de la aprobación, tomar las medidas necesarias para su puesta en marcha y funcionamiento. Los retos que asumía Groves, que son los del proyecto Manhattan, eran:

  • Seleccionar a los contratistas industriales para levantar las infraestructuras necesarias.
  • Que el programa no sufriera retrasos.
  • Mantener la seguridad durante su desarrollo.
  • Una buena comunicación con los científicos, esencial para el posterior éxito.
  • Conseguir la producción a escala industrial de uranio y plutonio.

Para la construcción de la bomba se crea una gran infraestructura que se concentra principalmente en tres sitios:

  • Oak Ridge: estaba en el estado de Tennessee. En esta planta se llevaba a cabo el procesamiento de uranio.
  • Hanford: en el estado de Washington, donde se producía el plutonio.
  • Los Álamos: en Nuevo México. Aquí se desarrollaba la investigación científica, el diseño, construcción y las pruebas de las bombas atómicas.

Los Álamos

Se construyó literalmente una ciudad para albergar el proyecto. El nombre del lugar estaba clasificado y se referían a los Álamos como el “sitio”. Muchas de las personas que trabajaban en el proyecto comenzaron a vivir allí, desentendiéndose del resto del mundo. La ciudad fue creciendo con el paso del tiempo, formándose familias completas.

Los Álamos
Los Álamos

Era necesario concentrar a los científicos en un lugar y que viviesen allí para salvaguardar la seguridad y el secreto de Estado. Por eso Los Álamos terminó convirtiéndose en una ciudad de 2000 habitantes que tenía cines, escuelas, lavanderías y se organizaban actividades de ocio para las familias.

La única forma de comunicarse con el mundo exterior era a través de cartas que eran enviadas y recibidas desde la ciudad de Santa Fe, la más cercana al “sitio”. Las postales, previamente “analizadas” por los militares, las censuraban si encontraban elementos que lo justificasen.

La elección se produjo en la zona de Alburquerque, en Nuevo México, un sitio ideal, alejado de los grandes núcleos de población, así el proyecto se podría llevar en secreto. Oppenheimer, el director científico, tenía un rancho en la zona y estuvo de acuerdo, junto a los militares, en elegir este lugar.

Los Álamos llegó a ser una de las zonas más secretas y fuertemente vigiladas de los Estados Unidos. Los militares se encargaron de custodiar el “sitio” y vigilar en extremo la entrada, que se denominaría The Gate, para controlar que solo el personal autorizado entrara en el lugar. El Ejército se preocupó mucho de la seguridad ya que era una de las obsesiones de Groves.

Los Álamos. The Gate
Los Álamos. The Gate

Aquí se encargarían de diseñar, fabricar y construir la bomba atómica. El explosivo de la misma, el uranio enriquecido U-235 necesario, se haría en la planta Oak Ridge, de la que hablamos a continuación.

Oak Ridge

El Ejército obtiene en Tennessee 56 000 hectáreas de terreno, y para sus instalaciones Groves y Oppenheimer hacen traer a 250 empleados, reuniendo a destacados científicos como Fermi, Bethe y Teller.

Electroiman de Oak Ridge. Proyecto Manhattan
El enorme electroimán utilizado para separar el isótopo U-235 del U-238 en la planta Y-12 en Oak Ridge, Tennessee

Con el paso del tiempo Oak Ridge se convirtió en una ciudad secreta, albergando a más de 75 000 residentes en 1945, con una gran red de autobuses. Se erigen descomunales instalaciones industriales que producirían el material fisible que impulsaría la bomba. El objetivo era separar y producir uranio y plutonio para su uso en el arma atómica.

Se construyeron tres plantas de separación isotópica del uranio natural, codificadas como Y-12, X-10 y K-25. Esta separación se llevaría a cabo a través de dos métodos: la separación electromagnética y la difusión gaseosa.

De las tres, K-25 era la más grande, con más de 152 000 metros cuadrados, y en ella se separaba el U-235 del U-238. El uranio natural tiene un 99,3 % de uranio 238 y un 0,7 % de uranio 235. Lo que se pretendía en esta planta era separar este último que era el único fisible. La planta K-25 consumía el 10 % de la energía que generaba todo el país, un dato más que significativo para hacernos comprender la dimensión del proyecto.

Las chicas del calutrón
«Las chicas del calutrón» en la planta Y-12 en Oak Ridge, Tennessee.

Hanford

Para la producción del plutonio el Ejército decidió que las instalaciones se situarían en el condado de Benton, en el estado de Washington, adquiriendo una extensión de terreno de 1518 metros cuadrados.

Imagen de Hanford
Vista aérea de las instalaciones de Hanford

En Hanford se iba a generar el plutonio necesario para las armas nucleares, más concretamente el Pu-239 que fue el que se utilizó para la prueba Trinity (primera prueba nuclear) y para la bomba que se lanzaría en Nagasaky. En su laboratorio se obtuvo también la primera reacción nuclear controlada.

Se construyó el primer reactor nuclear del mundo, denominado reactor B, para la producción a escala del plutonio. Es por esto que se hacía necesario que Hanford estuviese situado al lado del río Columbia para abastecer de agua el enfriamiento de los ractores. En 1944 las instalaciones se habían convertido en una ciudad con más de 1000 edificios y una población de 50 000 personas. Operaba una flota de 900 autobuses, convirtiéndose en una de las localidades más importantes de Washington.

Hoy en día Hanford es una de las zonas con más alta contaminación nuclear de los Estados Unidos. Se está llevando a cabo un programa ambicioso de limpieza medioambiental cuyos trabajos aún prosiguen.

Distrito Manhattan
Las diferentes ubicaciones de las instalaciones del Distrito Manhattan

El equipo de trabajo




El descomunal proceso industrial que significó la construcción de las primeras bombas atómicas supuso la implicación de más de 120 000 personas entre militares, científicos y personal civil que trabajaban inmersos en el mayor de los secretos.

Las mentes científicas más brillantes del mundo, muchas de ellas exiliadas del nazismo, se reunirían para fabricar el arma que determinaría el futuro de la humanidad. Los científicos que mostramos a continuación fueron los más visibles en el proyecto Manhattan, pero no debemos olvidarnos otros nombres como James Frank, Arthur Compton, Felix Bloch, Harold Urey, Robert Millikan, Ernest Lawrence, Eugene Wigner, John Wheeler, Richard Feynman, Carl Anderson, John Cockcroft, Owen Charberlain, James Chadwick, Glenn Seaborg, Victor WeissKopf, Emilio Segré, Luis Walter Álvarez (estadounidense de origen español), Edwin McMillan, Isaac Rabi, Rudolph Peierls, Walter Zinn y un largo etcétera que colaboraron en la construcción de la bomba atómica.

J. Robert Oppenheimer (1904-1967)

Este físico teórico nacido en Nueva York, de origen judío, era profesor de Física en la Universidad de California antes de ocupar el cargo que le condicionaría el resto de su vida. Cuando se creó el Proyecto Manhattan, Oppenheimer se encargaría de la dirección científica, en constante comunicación con los militares dirigidos por Groves.

Fotografía de Robert Oppenheimer
Robert Oppenheimer

Fue el principal responsable del diseño y construcción de la bomba atómica de uranio en el centro de Los Álamos. En torno a su figura sigue habiendo muchas especulaciones y hechos no muy bien aclarados. Lo cierto es que el FBI lo estuvo siguiendo e investigando cuando trabajaba en el proyecto debido a sus tendencias izquierdistas, pero no se llegó a actuar contra él debido a la importancia vital de su trabajo sobre el desarrollo del arma atómica.

El tristemente conocido como “padre de la bomba” vivió el resto de su vida con un gran sentimiento de culpabilidad. Cuando finalizó la guerra se le designó para ser director de la Comisión de Energía Atómica desde donde luchó por una utilización pacífica de esta nueva energía que había demostrado ser tan destructiva. Se convirtió en una de las cabezas visibles más importantes que se opuso al desarrollo de la bomba de fusión de hidrógeno.

El 18 de febrero de 1967 murió a consecuencia de un cáncer de garganta a los 63 años.

Leo Szilard (1898-1964)

Nació en Budapest, Hungría, en el seno de una familia judía de clase media acomodada. En 1919 salió de su país para estudiar en la Universidad Técnica de Berlín, interesándose cada vez más por el estudio de la física. Es por eso que cambió la facultad de ingeniería por la de física y comenzó a asistir a las conferencias que impartían eminentes científicos, entre los que se encontraba Albert Einstein.

Leo Szilard
Leo Szilard

Cuando Hitler subió al poder, Szilard, que acababa de obtener la ciudadanía alemana, decidió marcharse rumbo a Inglaterra. Los historiadores y científicos hacen referencia de este físico como la primera persona a la que se le pasó por la cabeza la idea de una reacción nuclear en cadena, origen de la bomba atómica.

Junto a Enrico Fermi, contribuyeron de forma decisiva al Proyecto Manhattan. Los dos científicos trabajaron juntos y construyeron el primer reactor neutrónico, una pila de uranio y grafito con la cual se obtuvo la primera reacción nuclear en cadena, tal y como Szilard había pensado años atrás.

Siempre fue contrario a la utilización de la bomba y tras lo ocurrido en Hiroshima y Nagasaki abandonó el proyecto entre los constantes encontronazos y desavenencias con los militares. En 1964 moría en California a consecuencia de un ataque al corazón.

Enrico Fermi (1901-1954)

Este físico nuclear italiano, nacido en Roma, ya se distinguió por sus conocimientos cuando le concedieron una beca para estudiar en la prestigiosa Universidad de Pisa a la edad de 17 años. En 1924 se convirtió en profesor de Física Matemática en la Universidad de Florencia y con 28 años ya era el primer profesor de Física Teórica de Italia.

Contrario al fascismo de Mussolini y sus políticas antisemitas, Fermi se encontraba cada vez más fuera de lugar en su propio país. Junto a su mujer, que era judía, decidieron marchar a Estados Unidos para quedarse definitivamente allí, donde logró trabajar en la Universidad de Columbia, en Nueva York.

Enrico Fermi
Enrico Fermi

Sus estudios sobre física nuclear, con su teoría de la radioactividad beta, y sus descubrimientos sobre nuevos elementos radiactivos producidos por procesos de irradiación con neutrones, le valieron el Premio Nobel de Física en 1938. Hay que destacar su aportación al diseño y puesta en marcha del primer reactor nuclear experimental en la Universidad de Chicago en 1942.

Posteriormente se involucró en el Proyecto Manhattan convencido por Oppenheimer que estimaba su trabajo como esencial para desarrollar la bomba. Fermi fue uno más de los científicos que se opusieron al desarrollo de la bomba de hidrógeno, sobre todo tras las pruebas atómicas soviéticas que se realizaron en 1949.

Si los extraterrestres existen,

¿dónde están?

Enrico Fermi

Esta famosa frase del científico italiano dio origen a la Paradoja de Fermi, la cual pone en evidencia la contradicción que existe entre las altas probabilidades estadísticas de que haya vida extraterrestre y la inexistencia de evidencias al respecto.

Murió el 28 de noviembre de 1954 en su casa de Chicago a causa de un cáncer de estómago.

Niels Bohr (1885-1962)

Nació en Copenhague en 1885 y se convertiría muy pronto en uno de los físicos más notables de la historia. Se erigió como el contrincante filosófico de Einstein y sus debates con él fueron muy famosos.

Niels Bohr y Albert Einstein
Niels Bohr (izquierda) y Albert Einstein (derecha)

Tras convertirse en una firme promesa en el campo de la física nuclear, en 1911 se trasladó a Inglaterra para ampliar sus conocimientos en el prestigioso Cavendish Laboratory de la Universidad de Cambridge.

En 1913 alcanzó fama internacional al escribir una serie de ensayos sobre el modelo de estructura del átomo: introducía la teoría de las órbitas cuantificadas que consiste en que el número de electrones en cada órbita del átomo van aumentando desde el interior al exterior.

En 1920 fundó en su ciudad natal el Instituto Nórdico de Física Teórica (más tarde denominado Instituto Bohr) que, junto con las universidades alemanas, se convirtió en la vanguardia de los estudios sobre la física del átomo.

La nueva física cuántica nacida de Bohr no era compartida por Einstein y los debates entre los dos científicos reflejaban la diferencia de ideas. Dos monstruos de la ciencia del siglo XX que a pesar de sus discrepancias tenían una gran amistad. Sus debates eran de lo más entretenidos:

Cuando los nazis ocuparon Dinamarca, Bohr se exilió para que no lo detuvieran. Tras su particular periplo terminó en Estados Unidos donde participó en el proyecto atómico gracias a sus conocimientos sobre fisión nuclear.

Bohr también fue otro arrepentido de la bomba atómica. Tras terminar la guerra volvió a su país impactado por lo que había sucedido en Hiroshima y Nagasaki. Empleó su tiempo y energías en organizar conferencias internacionales para convencer a sus colegas científicos de la necesidad de usar la energía atómica pacíficamente.

Falleció en Copenhague en 1962 a los 77 años de edad.

Otto Robert Frisch (1904-1979)

Este físico judío nació en Austria en 1904. Pronto se interesaría por la física graduándose en la Universidad de Viena a los 22 años. Se trasladó a Hamburgo a seguir con sus trabajos bajo la tutela del premio nobel de Física Otto Stern.

Otto Frisch
Otto Frisch

Cuando lo nazis subieron al poder, Robert Frisch estimó conveniente salir de Alemania y trasladarse a Londres donde prosiguió sus estudios con los físicos británicos. Junto con Rudolf Peierls fueron los pioneros de la iniciativa británica de construcción de armas nucleares en 1941, conocida como Tube Alloys.

En 1943 se trasladó a Estados Unidos para trabajar en el desarrollo del arma atómica como parte de la delegación inglesa que colaboró en el proyecto norteamericano.

Frisch obtuvo la nacionalidad británica y, tras la guerra, regresó a Londres para dar clases en Cambridge hasta su muerte en 1979.

Edward Teller (1908-2003)

Edward Teller
Edward Teller

A Eward Teller la historia, para bien o para mal, le debe mucho. En 1939, en compañía de Leo Szilard y Eugene Wigner, se dirigieron a ver a Albert Einstein para convencerle de que debía enviar una carta a Roosevelt para que tomara conciencia de la necesidad que tenía Estados Unidos de desarrollar la bomba atómica. La carta fue el inicio del Proyecto Mahattan.

Teller nació en Hungría en 1908 en el seno de una familia judía acomodada. Se trasladó a Alemania donde se licenció en Física y prosiguió sus estudios en la Universidad de Múnich. Fue en esta etapa de su vida cuando Teller perdió el pie derecho a consecuencia de un accidente de circulación que provocó un tranvía.

Posteriormente se mudó a Copenhague y colaboró con Niels Bohr, especializándose en Mecánica Cuántica. Su condición de judío hizo peligrar su vida cuando el nazismo comenzó la persecución. Decidió marcharse a Estados Unidos y gracias a su prestigio colaboró en diferentes universidades.

Trabajó con Enrico Fermi durante una década, involucrándose siempre con el desarrollo de armamento nuclear. En 1941 consiguió la ciudadanía norteamericana y fue otro de los científicos eminentes que trabajó en Los Álamos, bajo la dirección de Oppenheimer.

Terminada la Segunda Guerra Mundial muchos científicos se negaron a desarrollar la bomba de hidrógeno. Teller, sin embargo, continuó con sus trabajos hasta que finalmente fue construida y probada en 1952. A partir de aquí se le conocería como “el padre de la bomba H”.

Siempre defendió a ultranza la posesión por parte de Occidente de las armas nucleares como elemento de disuasión contra el enemigo. Esta postura quizás estuviese influenciada por su ideología ultraconservadora y anticomunista.

Ejerció la docencia hasta su jubilación. Murió de un infarto en California a los 95 años.  

Hans Bethe (1906-2005)

Este físico nació en 1906 en Estrasburgo cuando esta cuidad pertenecía al Imperio alemán. Como muchos otros científicos alemanes judíos, Bethe salió del país cuando Hitler tomó el poder.

En 1935 se estableció definitivamente en Estados Unidos y aceptó el cargo de director del Departamento de Física Teórica que le ofreció Oppenheimer en Los Álamos.

Bethe también renegó del uso militar de la energía atómica y colaboró como asesor del Gobierno norteamericano para el progresivo desmantelamiento del arsenal nuclear. Sus aportaciones en la comprensión física del núcleo atómico y su descripción del proceso en cadena por el cual las estrellas producen energía le valieron el Premio Nobel de Física en 1967.

Hans Bethe
Hans Bethe recibiendo el Premio Nobel en 1967

¿Qué materiales se necesitan para desarrollar una bomba atómica?




Intentaremos aclarar de la manera más sencilla posible (en nuestra limitante condición de no científicos) la complejidad de los procesos y los materiales necesarios para provocar una reacción nuclear. Pido perdón si hay inexactitudes y fallos en las explicaciones siguientes.

Fisión y fusión

La fusión y la fisión son dos tipos de reacciones en cadena que se producen gracias al U-235. Las bombas lanzadas en Japón provocaron una explosión como consecuencia de una reacción nuclear provocada a su vez por el rompimiento en fragmentos del átomo que libera una gran energía. En esto se basa la reacción por fisión nuclear.

La fusión nuclear la inicia una fisión, pero en este caso la energía se libera como consecuencia de la unión de los núcleos de varios isótopos de hidrógeno para formar un núcleo más pesado de helio. Esta es la reacción que provoca una bomba de hidrógeno y cuyo poder destructivo es mucho mayor que las bombas atómicas de fisión. Los procesos de fusión se dan en el sol, aunque este fusiona más de 600 millones de toneladas métricas de hidrógeno por segundo.

Uranio

Existen dos maneras de fabricar bombas atómicas: con plutonio y con uranio enriquecido. Vamos a especificar la segunda forma.

Los átomos se componen de tres partículas subatómicas: protones, neutrones y electrones. Los electrones se sitúan alrededor del núcleo, orbitándolo, mientras que los protones y neutrones forman la masa misma central del núcleo del átomo. Las tres partículas determinan la estabilidad del átomo.

Para generar la energía que se libera de la reacción en cadena es necesario romper el átomo, pero un átomo estable es muy difícil de quebrar. ¿Qué significa esto? Pues que la inmensa mayoría de elementos y materiales que se encuentran en la naturaleza están compuestos por átomos estables, tal y como lo hemos descrito antes, y por lo tanto no fisionables.

Hay una excepción: el material uranio. Este posee átomos muy grandes e inestables que pueden ser rotos con facilidad. El uranio es un metal pesado que contiene más neutrones que protones en el núcleo del átomo, lo que facilita una explosión.

El uranio contiene dos tipos de isótopos: el U-238, conforma el 99,3 %, y el U-235, que es solo el 0,7 %. ¿Qué diferencia hay entre los dos? El primero es abundante en neutrones y los refleja, todo lo contrario que hace el segundo, que los absorbe, de ahí que el U-235 sea el único que pueda ser dividido y fisionable. El U-238 provoca el efecto contrario a la fisión y sirve para contrarrestar al U-235: en las bombas atómicas el U-238 se utiliza como sistema de seguridad para impedir una reacción en cadena.

Los sistemas que se utilizan para separar estos dos isótopos de uranio son básicamente tres: la separación electromagnética, la difusión gaseosa y la difusión térmica. Son procesos bastantes complejos que creo conveniente no detallar en este artículo, pero es necesario que el lector sepa, a modo de referencia, que existen. Señalar que solo es fisionable una mínima parte del uranio, que a su vez debe ser enriquecido, por lo tanto el material desechado es la inmensa mayoría. Se calcula que hacen falta 25 000 toneladas de uranio para extraer 50 toneladas refinadas, y de estas solo el 0,7 % es U-235.

Cuando un átomo U-235 se fisiona, libera dos o tres de sus neutrones que a su vez rompen otro átomo U-235, y así sucesivamente hasta provocar una reacción en cadena.

Reacción nuclear en cadena
Reacción nuclear en cadena

Se denomina masa crítica a la necesaria para realizar la reacción. Para que la bomba explosione se divide la masa en dos partes: una masa más grande que es esférica y cóncava, y una masa pequeña que cabe en ese pedazo cóncavo de la masa grande. La pequeña es impulsada violentamente contra la grande provocando la reacción en cadena. Para una bomba atómica de uranio la masa crítica necesaria es en torno a 50 kilos.

Cuando se produce la fisión, el átomo libera, además de una gran energía, radiación gamma que es la más letal, teniendo consecuencias desastrosas para la salud del ser humano.

Plutonio

El plutonio, a diferencia del uranio, no se encuentra en la naturaleza, salvo excepciones, por lo que tiene que ser creado. Es el único material, junto al uranio, que puede utilizarse para ser fisionado. El proyecto Manhattan produjo industrialmente uranio y plutonio. Este último gracias a los enormes reactores nucleares que se construyeron en las instalaciones de Hanford.

El plutonio es fisible en su isótopo P-239. Es obtenido en un reactor nuclear bombardeando con neutrones el U-235. Con el paso del tiempo la intensa radiactividad provoca que los átomos del U-235 se transformen en plutonio, que es más difícil de fisionar que el uranio. Necesita una cámara de implosión más compleja con explosivo convencional que actúe como detonante.

Mientras que la masa crítica que se necesita para la fisión del uranio es aproximadamente de 50 kilos, la del plutonio es 10 o 16 kilos.

¿Cómo funciona una bomba atómica?




E = mc2

El principio básico de toda bomba atómica es generar una reacción nuclear en cadena que libere una cantidad enorme de energía, calor y radiación. Einstein ya predijo lo que sucedería con su famosa ecuación en la que indicaba que, al convertirse en energía, una masa libera un poder igual a su propia masa por velocidad de la luz al cuadrado

Ahora bien, hemos especificado antes que se construyeron dos tipos de armas nucleares: las bombas de uranio y las de plutonio. Vamos a ver el funcionamiento de cada una.

Bomba de uranio

Debemos recordar que la bomba atómica no provoca una detonación ni una deflagración, es una reacción nuclear en cadena en la que enormes cantidades de energía son liberadas por pequeñas cantidades de materia.

Las bombas que se lanzaron sobre Japón disponían de un altímetro para que estallase antes del contacto con el suelo, en el aire, a unos cientos de metros; un detonador de presión atmosférica que activaría el explosivo; y la cabeza detonante.

Se utilizan explosivos convencionales para disparar la masa pequeña de uranio enriquecido a una velocidad enorme hacia la masa sub-crítica de U-235, como si de una bala se tratase. Este método se le denomina “tipo pistola”. Cuando las dos masas colisionan se produce la reacción en cadena.

Bomba de plutonio

La reacción nuclear de una bomba de plutonio es más compleja que la del uranio. La cámara fisionable es una esfera cuyo núcleo está el plutonio. Es necesario que el núcleo sea comprimido. Para llevarlo a cabo se rellena la esfera con explosivos convencionales que deben detonar a la vez. Las explosiones comprimen el núcleo de plutonio hasta conseguir la fisión y la consiguiente reacción nuclear.

Se diseñaron dos bombas atómicas de plutonio: la que se probó en Nuevo México y la Fat Man, llamada así por su forma redondeada, que se lanzaría en Nagasaki.

La prueba nuclear Trinity




La mañana del 16 de julio de 1945, científicos y militares aguardaban nerviosos la explosión de la primera bomba atómica del mundo en el desierto de Nuevo México.

En el día en que se esperaba la prueba decisiva, Estados Unidos había sido capaz de crear tres bombas atómicas. La bomba de uranio se completó en febrero de 1945 y le pusieron el nombre de Little Boy (niño pequeño) por su reducido tamaño: medía 1,8 metros y pesaba menos de 450 kilos.

Lo curioso de esta bomba es que los diseñadores no pudieron hacer una prueba de ella antes de ser lanzada a Japón debido a la escasez de U-235. A pesar de las grandes estructuras millonarias que se habían levantado para crear este isótopo de uranio, Estados Unidos no había sido capaz de producir lo suficiente para construir dos bombas de uranio. Groves y los militares decidieron que se lanzaría sin prueba previa, a pesar de las quejas de Oppenheimer y los científicos.

Sin embargo sí se había producido suficiente plutonio para hacer dos bombas de las de este tipo: la que se utilizaría en Nuevo Mexico, y la Fat Man, que se lanzaría en Nagasaki. Las bombas de plutonio estaban listas para marzo de 1945 y se programó una prueba para el mes de julio. Oppenheimer le dio a la prueba el nombre en clave de Trinity, en referencia a un poema del escritor inglés del siglo XVII John Donne.

La bomba se colocó en lo alto de una torre de 30 metros de altura. Los científicos se situaron a 35 kilómetros de distancia, pero temían que no estallara después de que saliera mal una prueba en vacío realizada días antes.

Torre prueba nuclear Trinity
La torre donde se colocó la bomba para la prueba.
Tras la detonación la torre desapareció completamente

El nerviosismo estaba muy presente minutos antes. Eran muchos los recursos que Estados Unidos había dedicado a financiar el proyecto, y ahora era cuando se iba a ver si habría valido la pena. Groves se situó expectante para observar lo que iba a ocurrir. Sus denodados esfuerzos organizativos para adquirir los terrenos, levantar las infraestructuras, conseguir la financiación del Gobierno y lidiar con los científicos esperaban ahora una respuesta.

Entre los científicos se especulaba los efectos que podría tener en caso de explosión: algunos argumentaban que las ondas de radiación quemarían la atmósfera; el físico Teller se cubrió la piel con crema solar temiendo los efectos de la radiación.

Cinco, cuatro, tres, dos, uno… y a la hora programada de las 5:30 de la mañana del 16 de julio de 1945, la bomba estalló y el mundo entró en la era atómica.

Imagen prueba nuclear Trinity
Imagen de la explosión provocada en la prueba nuclear Trinity

La explosión se visualizó en un intenso destello al que le siguió una repentina ola de calor y una colosal onda expansiva. La bola de fuego ocupó una extensión de 12 kilómetros. El poder que liberó fue similar al de 20 000 toneladas de explosivo convencional. La explosión vaporizó por completo la torre de acero donde se había situado la bomba y calentó la arena del desierto hasta convertirla en cristal en un radio de 800 metros.

Groves, satisfecho por lo que había visto, viajó inmediatamente a Washington para informar de los resultados al Gobierno e iniciar los preparativos para utilizar la siguiente bomba en Japón.

El ataque nuclear a Japón: Hiroshima




El día de antes de hacerse pública la declaración aliada de Potsdam, Truman dio luz verde a la utilización de la bomba. El coronel Paul Tibbets, comandante de la fuerza aérea de ataque atómico, recibía en la isla de Tinián la orden de prepararse.

El equipo encargado de llevar la bomba fueron reunidos e informados de su misión: lanzar Little Boy en Hisroshima, pero si este primer objetivo no fuera posible, las alternativas serían Kokura y Nagasaki, por este orden.

El Enola Gay

Enola Gay
Imagen del equipo que pilotó el Enola Gay. En el centro se sitúa el coronel Tibbets

El 6 de agosto de 1945, seis bombarderos B-29 constituirían la fuerza de ataque a Hiroshima con el Enola Gay a la cabeza, el cual llevaría la bomba. El coronel Tibbets bautizó así al avión con el nombre de su madre. Los demás bombarderos se encargarían de comprobar la meteorología, medir el impacto de la detonación y fotografiar y grabar el acontecimiento.

Bomba atómica Little Boy
Modelo de bomba atómica Little Boy que se lanzó en Hiroshima

Rumbo a Hiroshima, el capitán William Parsons armó la bomba y seis horas después los aviones llegaron a las costas niponas. Las condiciones climatológicas eran perfectas y el cielo de Hiroshima estaba completamente despejado.

El equipo de los bombarderos llevaban meses preparándose para este momento y se conocían la ciudad a la perfección. No sabían el efecto que tendría: algunos pensaban que no sería para tanto; otros temían que destruyese los aviones. Pero todos coincidían en el nerviosismo que provocaba la incertidumbre del momento.

El punto elegido para dejarala caer era un puente muy concurrido en el centro de la ciudad. La bomba en su descenso detonaría a 500 metros, según lo estipulado.

La destrucción de Hiroshima

A las 8:15 de la mañana del 6 de agosto de 1945, el coronel Tibbets dio la orden que cambiaría el mundo. La Little Boy se soltó y los aviones tuvieron que girar bruscamente para salir de la zona de impacto lo más rápidamente posible.

A 600 metros de altura aproximadamente la bomba detonó. Un brillo de luz muy intenso y una explosión enorme destruyeron Hiroshima. Instantáneamente murieron 80 000 personas, y a lo largo del año llegarían a los 130 000 muertos. Los años siguientes continuarían las muertes a causa de la radiación.

La explosión pudo ser equivalente a más de 13 000 toneladas de TNT, creando una bola de fuego que se expandió hasta los 270 metros. Arrasó totalmente un radio de casi dos kilómetros cuadrados y la destrucción se extendió a los 11 kilómetros cuadrados.

Media hora después del impacto comenzó a caer la mortífera lluvia, agua negra que caía del cielo portadora de las partículas radiactivas.

El ataque a Nagasaki




En la base aérea de Tinián, una isla situada en el centro del Pacífico, un bombardero B-29 arrancaba sus motores para iniciar un viaje altamente secreto. El piloto Charles Sweeney, que lideraba la misión, y su equipo, se montaron en el Bookscar, en cuya bodega estaba la bomba nuclear de plutonio Fat Man.

Bomba atómica Fat Man
Bomba atómica Fat Man

La misión era trasladarse a Yakushima donde se agruparían con otros dos B-29, el Great Artiste y el Big Stink. El convoy de los tres bombarderos se trasladaría posteriormente a la ciudad japonesa de Kokura y allí soltarían la bomba. Habían detallado al equipo que si el bombardeo en esa ciudad fallaba el objetivo secundario sería Nagasaki.

Sweeney ordenó el despegue a las 2:49 de la madrugada del 8 de agosto de 1945 y se dirigieron hacia el punto de encuentro con los restantes aviones. Las instrucciones que habían recibido eran muy claras: solo se lanzaría la bomba si la climatología lo permitía. Si el mal tiempo o la concentración de nubes impedían visualizar el objetivo, se abortaría la misión.

Cuando el Bockscar llegó a Yukushima enseguida visualizó al Great Artiste que lo estaba esperando, pero no al Big Stink. Sweeney decidió que esperarían hasta que apareciese. Mientras los bombarderos volaban en círculos esperando al tercer actor, recibieron de los aviones de reconocimiento la noticia por radio de que la zona de lanzamiento estaba despejada y con pocas nubes. Sin embargo, llevaban 40 minutos esperando al avión que faltaba y seguía sin aparecer.

Sweeney temía que si se quedaban más tiempo consumirían el preciado combustible necesario para volar a Kokura; además, el bombardero que no aparecía llevaba un equipo de grabación que podía ser totalmente prescindible para llevar a cabo la misión. Estos motivos llevaron a Sweeney a marcharse sin esperar al Big Stink.

Sobre las 9:20 de la mañana los dos bombarderos se están acercando a la ciudad japonesa, pero conforme avanzan observan que el tiempo está empeorando. Treinta minutos después la ciudad está a tiro pero no hay visibilidad. Lo intentan tres veces más pero la densidad de nubes impide fijar el objetivo.

Sweeney toma una decisión rápida y ordena abandonar Kokura y trasladarse a Nagasaki. No obstante, la misión se les está complicando: el combustible está escaseando. Sus cálculos estipulaban que tenían el combustible justo para bombardear Nagasaki y volver a la base, pero para ello tenía que soltar la bomba y aligerar el peso del avión.

El bombardeo nuclear a Nagasaki

A las 10:56 llegan a Nagasaki con el cielo despejado. La ciudad, pensando que serían otra vez aviones meteorológicos, no activa la alarma por bombardeos.

El objetivo está visible y Sweeney da luz verde. La bomba Fat Man se lanza exactamente a las 11:02 desde 8800 metros de altura. Inmediatamente el Bockscar y el Great Artiste viran su rumbo para evitar la onda expansiva. La tripulación pensaba que la bomba no llegaría a funcionar o sería algo decepcionante. Lo que vieron les acompañaría para el resto de sus vidas.

Un enorme destello le precedió una inmensa detonación equivalente a 22 000 toneladas de TNT que generó 4000 ºC de temperatura. El equipo que miraba fijamente desde los aviones contemplaba una nube con forma de hongo que cada vez se extendía más por el cielo.

La reacción nuclear había matado instantáneamente a 40 000 seres humanos y reducido en cuestión de segundos 7 kilómetros cuadrados de la ciudad a escombros. El ataque a Nagasaki ha sido un trágico éxito.

70 000 personas resultaron heridas y durante los meses y años siguientes miles de japoneses siguieron muriendo a consecuencia de la exposición a la radiación.

Consecuencias que tuvieron las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki




A partir de marzo de 1945, los estadounidenses tenían bases aéreas lo suficientemente cerca para bombardear Japón. Todas las ciudades importantes niponas fueron atacadas desde el aire sin piedad con el resultado de miles de muertos, con una excepción: Hiroshima.

¿Por qué estaba intacta Hiroshima a pesar de ser una ciudad industrial y militar de cierta relevancia? Tuvo el macabro honor de ser elegida para lanzar la primera bomba atómica de la historia. El ejército estadounidense quiso preservarla para posteriormente investigar los efectos y la capacidad destructiva que tendría la energía atómica.

¿Por qué Hiroshima y Nagasaki?

El mando militar norteamericano había elegido estas dos ciudades japonesas tan pobladas para comprobar los efectos que tendría la energía nuclear. Estados Unidos había bombardeado una y otra vez todas las ciudades importantes de Japón, exceptuando Hiroshima y Nagasaki, que habían quedado intactas. Lo cierto es que nadie sabía qué ocurrirían cuando se lanzasen, por eso el ejército creó un grupo que se encargaría de estudiar las consecuencias del ataque nuclear.

En un primer momento se pensó en atacar Tokio, pero se desechó la idea. Se eligió Hiroshima como un aviso a los japoneses de lo que les esperaría si no se rendían. Un poco más complicado de entender fue el ataque a Nagasaki, solo dos días después, sin dar tiempo a que los japoneses dieran una respuesta. Como hemos dicho anteriormente, Nagasaki no era el objetivo prioritario, pero debido a la adversa climatología en la ciudad de Kokura, los bombarderos se dirigieron a Nagasaki.

La explosión

“La escena era espeluznante. No se oían nada más que quejidos pidiendo agua, y llamaban a gritos a sus madres. Era un verdadero infierno. Resulta imposible de imaginar a menos que se haya estado allí. Los cadáveres y los cuerpos de los vivos estaban unos al lado de los otros. Verdaderamente me resulta imposible de describir. No podíamos diferenciar entre los vivos y los muertos”

Teruko Ueno
Enfermera de Hiroshima

Para resumir los efectos que tuvo la energía nuclear nos centraremos en la ciudad de Hiroshima y en la devastación que provocó.

Cuando la Little Boy sale del B-29 cae en picado y produce la reacción en cadena a unos 500 metros de altitud, tal y como hemos apuntado anteriormente. Tras la explosión suceden tres episodios:

  • Durante la reacción, una explosión de energía se libera en muy poco volumen de aire, lo que ocasiona una bola de fuego abrasador, más caliente que la superficie del sol.
  • Los neutrones y rayos gamma procedentes de la escisión del uranio salen disparados hacia fuera, esparciendo la mortífera radiación.
  • Cuando la bola de fuego deja de expandirse la onda expansiva sigue avanzando a más de 1000 kilómetros por hora.

La energía nuclear es letal para un ser humano si se expone a ella. Las personas que estuvieron lo suficientemente cerca de la explosión quedaron vaporizados en menos de un segundo, y otras completamente carbonizadas.

El ejército estadounidense encargado de estudiar las consecuencias de la bomba sobre la población de Hiroshima, trazó un mapa de la destrucción:

En un radio de 250 metros desde el epicentro: no sobrevivió nadie. Algunas personas que son vaporizadas quedan grabadas sus sombras en el pavimento, lo que se denominó “sombras nucleares”. Estas sombras que provocan seres vivos y objetos se pueden ver por toda Hiroshima. Todos los edificios y construcciones desaparecieron.

Maqueta de la ciudad de Hiroshima
Maqueta de Hiroshima que recrea la ciudad tras la destrucción de la bomba. Museo Memorial de la Paz de Hiroshima

En un radio de 700 metros desde el epicentro: más de la mitad de las personas que se encontraban en esta zona murieron carbonizadas o a consecuencia de quemaduras graves. Los que sobrevivieron morirían a los pocos días. Todos los objetos expuestos al calor del fogonazo en esta área ardieron, incluyendo las ropas de las personas. La temperatura de más de 1800 grados fundieron las tejas y las paredes de papel de las casas japonesas.

En un radio de 1,5 kilómetros desde el epicentro: la onda expansiva es capaz de arrasar todo tipo de construcciones, haciéndolas saltar en pedazos. Las personas en esta zona sufren quemaduras de diverso tipo y muchas mueren a causa del derrumbamiento de los edificios o del impacto de la onda expansiva.

Tras la destrucción de los primeros momentos, millares de personas necesitan asistencia médica urgente, pero no tienen dónde ir. De los 45 hospitales en Hiroshima quedan en pie solo tres. La ciudad está arrasada y los servicios médicos destruidos. Esto causa aún más muertes y agrava a los heridos.

Imagen de Hiroshima tras la bomba atómica
Imagen de Hiroshima que muestra la destrucción que provocó la Little Boy

La radiación

“Entonces empezaron a caer sobre nosotros grandes gotas de lluvia. Naturalmente nosotros no sabíamos que aquella lluvia estaba contaminada y era radioactiva. La lluvia era de color negro y todos estábamos empapados. Yo tenía la pierna empapada de lluvia negra, fue en ese momento cuando me di cuenta de que del tobillo para abajo me había desaparecido el pie”

Suzuko Numato
Superviviente de Hiroshima

Las personas que sobrevivieron a los primeros momentos de la explosión de repente se ven aquejadas de una enfermedad misteriosa. Miles de ellos comienzan a sufrir diversos síntomas como malestar general, inflamación grave, sangrado nasal, vómitos, fiebres, diarreas, úlceras y pérdida del cabello en los días y semanas posteriores.

En aquella época todavía no estaba muy claro qué consecuencias tendría la radiación en el ser humano. El mundo y, por supuesto, las gentes de Hiroshima y Nagasaki, ignoraban completamente qué era la radiación y sus consecuencias.

El ejército de Estados Unidos era el único que poseía la información sobre lo que significaba el envenenamiento por radiación, aunque todavía no eran muy conscientes de todas las consecuencias.

Nube atómica sobre Nagasaki
Nube atómica sobre Nagasaki desde Koyagi-jima por Hiromichi Matsuda. Wikipedia

En Hiroshima, cuando estalló la Little Boy, la energía electromagnética en forma de rayos gamma, neutrones y rayos X se dispersa en todas direcciones a una distancia de kilómetros, dependiendo de la intensidad de la reacción nuclear.

Estas partículas invisibles viajan a enormes velocidades bombardeando todos los cuerpos humanos que se exponen ante ella, dañando sus células. Estas partículas son letales en un radio de 700 metros de la explosión, a consecuencia de su alta concentración.

El daño que provocan es extremo: las células del cuerpo dejan de dividirse y el sistema inmunológico falla. Los órganos internos se paran y el cuerpo colapsa. La muerte por radiación es lenta y dolorosa. En la siguiente escena de la serie Chernóbil el científico Legásov explica muy bien lo que provoca la exposición a la radiación a un cuerpo humano:

Es complicado de contabilizar las numerosas muertes por cáncer y tumores que se producirían en las generaciones posteriores debido a las mutaciones genéticas, pero tuvieron que contarse por decenas de miles.

¿Cuántos muertos hubo?

Serían entre 80 000 y 160 000 los que perdieron la vida en la ciudad de Hiroshima. En Nagasaki se estima que pudieron morir entre 40 000 y 80 000 personas. Las cifras en su conjunto son escalofriantes, pero siguen siendo un tema a debate. A los que murieron instantáneamente tras el lanzamiento de las bombas, se les tiene que sumar las víctimas de la exposición a la radiación que se producirían en los siguientes días y meses, sin contar las secuelas que quedaron durante generaciones, así como todos lo abortos y no nacidos. Las secuelas fueron hondas, y la humanidad descubrió en ese momento el poder horroroso de la radiación.

Los supervivientes de la bombas nucleares

En Japón a los sobrevivientes del ataque nuclear se les llama hibakusha, que traducido al español significa “persona bombardeada”. Los supervivientes fueron estigmatizados y rechazados por el resto de la sociedad japonesa durante muchos años. Además de esto, tuvieron que luchar contra las consecuencias que les provocó la radiación, como cánceres y tumores.

Con el paso de los años los hibakusha comenzaron a congregarse en asociaciones de víctimas para pedir ayuda económica al Gobierno para tratar sus enfermedades. Sus reclamaciones fueron al fin escuchadas y en 2008 el Gobierno los reconoció. Hoy en día han conseguido también el reconocimiento de la sociedad nipona, que los trata como a héroes. Aunque cada vez van quedando menos supervivientes que nos cuenten su historia.

Vídeo sobre Hiroshima Y Nagasaki: imágenes reales de la explosión de las bombas nucleares

¿Por qué se lanzaron las bombas atómicas?




La justificación del uso de las armas atómicas contra Japón es sin duda un tema muy complicado con infinidad de opiniones y posturas. No obstante, algunos historiadores han comenzado a ofrecer nuevas visiones y perspectivas de lo sucedido y las conclusiones a las que han llegado son cuanto menos sorprendentes. Vamos a intentar ofrecer una síntesis de las razones que llevaron a Estados Unidos a utilizar la bomba atómica.

La postura oficial del Gobierno estadounidense, y la que nos ha legado la historiografía, nos argumenta el uso atómico para salvar vidas americanas y japonesas.

Lo cierto es que la guerra en el Pacífico le estaba constando a Estados Unidos 100 000 vidas humanas, una cifra importante, pero que si la comparamos con Japón empequeñece: 2 000 000 de nipones, entre soldados y civiles, habían perdido la vida. A finales de 1944, el ejército norteamericano se había apoderado de las islas Marianas y sus bombarderos ya estaban a tiro de Japón. Esto supuso una oleada de bombardeos masivos que destruyeron más de 60 ciudades enemigas.

Pero esta ola de destrucción dirigida a debilitar la determinación del enemigo no estaba funcionando. Los japoneses no se rendían, sino todo lo contrario, sus planes pasaban por convertir a todos los civiles en soldados y seguir con la resistencia.

Y aquí es donde nace la justificación: sin las bombas atómicas Estados Unidos se vería obligado a invadir Japón y las bajas entre sus soldados sería un número inaguantable, sin contar los muertos civiles y militares japoneses. La defensa a ultranza nipona que los soldados norteamericanos había sufrido en Iwo Jima y Okinawa y en todas las islas que habían sido tomadas, avalaban esta tesis. Si los japoneses habían defendido con esa determinación tan radical esas islas perdidas en el océano Pacífico, qué no harían si se trataba del suelo patrio.

Por eso los norteamericanos destruyeron Hiroshima y Nagasaki, terminando con la guerra y salvando miles de vidas. Pero, ¿y si hubo algo más?

La Unión Soviética declara la guerra a Japón

Había otra opción sobre la mesa: invadir Japón en dos frentes. Si Estados Unidos y la URSS atacaban conjuntamente, las bajas en los aliados se minimizarían y los japoneses serían derrotados más rápidamente. No serían ya capaces de aguantar a dos ejércitos. El Gobierno americano había estado presionando a los soviéticos para que cumplieran con su obligación y atacasen Japón. En el fondo eran aliados, y juntos habían derrotado a Alemania.

En la Conferencia de Potsdam de julio de 1945 se empezó a vislumbrar, sutilmente, los comienzos de la Guerra Fría. Truman ya no veía con buenos ojos que los soviéticos declarasen la guerra a Japón, y la razón estaba en la Europa del Este. Cuando Terminó la Segunda Guerra Mundial, los rusos habían ocupado numerosos países como Polonia, Checoslovaquia, Yugoslavia, Hungría, Rumanía, Bulgaria y Alemania oriental. Y parece ser que habían llegado a esos países para quedarse. El poder soviético estaba creciendo, y Truman pensaba que la invasión rusa a Japón no haría más que expandir aún más su influencia.

Durante las reuniones de los líderes vencedores en Potsdam, Stalin reveló que tenía la intención de atacar Japón el 15 de agosto. Truman tenía un dilema: si la URSS invadía parte del país nipón su presencia en Asia se haría patente; pero era necesaria la intervención rusa para evitar más muertes norteamericanas.

Conferencia de Potsdam
Conferencia de Potsdam. De izquierda a derecha y sentados: el Primer Ministro británico Clement Attlee, el Presidente de Estados Unidos Harry S. Truman y el Primer Ministro soviético Josef Stalin.

Es aquí cuando surgió la opción nuclear. Groves comunicó el 21 de junio al presidente estadounidense los resultados de la prueba atómica. Tenían dos bombas para lanzar y estaban preparadas.

Truman sopesó las opciones y llegó a la conclusión que, para evitar que la URSS terminase invadiendo Japón, debían lanzar la bomba atómica antes del 15 de agosto, cuando estaba programado el ataque ruso, para forzar la rendición japonesa. Eso aseguraría que Japón se quedaría bajo influencia norteamericana

El emperador Hirohito

El 6 de agosto de 1945 la bomba Little Boy destruye Hiroshima mientras el ejército rojo está movilizando sus tropas en la frontera con Manchuria. El Alto Mando japonés recibe la noticia, pero prosigue la determinación por seguir luchando. No obstante hay división de opiniones entre el bando partidario de la paz y el bando que quería resistir a toda costa. Entre las divergencias de ambos hay una cuestión que no es debatible: la figura del Emperador. De hecho la negativa a rendirse a Estados Unidos se basaba en las duras condiciones que querían imponerles, entre las que estaba acabar con figura de Hirohito.

Para un occidental es difícil de comprender la obediencia y fe ciega que causaba el Emperador entre sus militares y su pueblo. Es por ello que incluso el bando partidario de la paz no estaba muy convencido de terminar con las hostilidades si la figura del dirigente supremo japonés estaba en cuestión en las negociaciones. Es una de las razones por las cuales Japón seguía sin capitular, pues a la cúpula militar no le importaba para nada los miles de civiles que habían muerto y que iban a morir.

Stalin, que ha sido informado de la bomba de Hiroshima, está cada vez más nervioso. Quiere invadir Japón antes de que se rindiese a los americanos. Es por eso que el 9 de agosto ordena a su ejército cruzar la frontera con Manchuria, a pesar de que no había terminado de concentrar a todas sus tropas.

La destrucción de Nagasaki fue recibida en la cúpula militar japonesa con la misma indiferencia con la que recibió la noticia de Hiroshima. En una nueva reunión del Alto Mando nipón surge un nuevo elemento que los pone en alerta: la invasión soviética.

Los rusos avanzan por Manchuria sin mucha oposición. Mientras tanto los militares japoneses siguen debatiendo qué hacer. La intención es conservar a toda costa al Emperador, es el único motivo y el principal objetivo.

El emperador Hirohito y el general estadounidense MacArthur

La cúpula militar se sabía derrotada, Pero temían que los rusos llegaran antes que los americanos e impusiesen sus condiciones de paz que sin duda serían más duras. El comunismo era incompatible con el sistema imperial, y esto preocupaba mucho.

Los partidarios de la paz argumentaban que, de los dos enemigos que les estaban invadiendo, los Estados Unidos podrían estar más dispuestos a permitir conservar la figura del Emperador. Si tenían que rendirse a uno de los dos, era preferible capitular ante el ejército norteamericano.

Alguno de los militares japoneses acudieron al Emperador para convencerle de la rendición a Estados Unidos. Hirohito era muy consciente de que su trono estaba en juego, y era el único que podía imponer al ejército la rendición. El 14 de agosto se reúne el Alto Mando, pero esta vez en presencia del Emperador, y se decide la rendición incondicional que es trasmitida al pueblo por radio

Las verdaderas razones

Paradójicamente no fueron las bombas atómicas lo que terminó por decidir a los japoneses a rendirse, si no la amenaza soviética y los deseos de preservar al Emperador. Digamos que, de alguna manera, la primera batalla de la Guerra Fría se libró en Japón. A la cúpula militar japonesa nunca le importaron las víctimas de su propio pueblo, de hecho estaban convencidos de que debían sacrificarse por el país. El verdadero motivo que los condujo a la rendición fue el intento de salvar a Hirohito, asunto este que lograron tras la guerra ya que los norteamericanos terminaron aceptándolo.

Por otro lado las bombas que se lanzaron sobre Hiroshima y Nagasaki con la intención de rendir a Japón no se pueden justificar solo con el argumento de salvar vidas americanas. Detrás estaban las intenciones de Truman de frenar los deseos expansionistas soviéticos para no dejar Asia en manos de Stalin. Y había que hacerlo rápido, antes de que los soldados rusos pisaran suelo japonés.

A pesar de estas respuestas que arrojan un poco de más luz a las constantes incógnitas, todavía quedan muchas dudas: ¿hubiesen lanzado las bombas los norteamericanos sin la existencia de la amenaza soviética? ¿Se habrían rendido los japoneses? La historia es caprichosa pero es muy probable que los acontecimientos terminaran desarrollándose de la misma forma, pero esto es entrar en el terreno de la ficción y no hace falta recurrir a la imaginación: la Historia por sí sola ya es muy apasionante.

Hiroshima y Nagasaki en la actualidad

Las dos ciudades japonesas se reconstruyeron en su totalidad y en la actualidad en Hiroshima viven aproximadamente 1 174 000 000 personas; en Nagasaki 450 000. ¿Cómo es posible que tras el estallido de las bombas no haya quedado radiación? ¿Como pueden ser habitables?

Ciudad japonesa de Hiroshima en la actualidad
La ciudad de Hiroshima en la actualidad. Licencia

¿Por qué Hiroshima y Nagasaki son habitables y Chernóbil no?

La bomba Little Boy, tirada en Hiroshima, transportaba unos 63 kilos de uranio enriquecido, mientras que la Fat Man, lanzada en Nagasaki, cargaba unos 6 kilos aproximadamente de plutonio. En el momento de la detonación, ambas bombas hicieron reacción cerca del 0,90 % de su carga de uranio y plutonio. Además, explotaron en el aire y la radiación se dispersó por efecto del hongo creado. Esto explica que hoy en día Hiroshima y Nagasaki sean ciudades habitables y prósperas.

En Chernóbil, sin embargo, fue diferente. El reactor de la central que explotó tenía aproximadamente 180 toneladas de combustible nuclear (muy superior en comparación con las bombas atómicas), de las cuales 7 toneladas se escaparon hacia la atmósfera. Gran parte se lo llevó el viento, pero otra parte cayó por toda la zona, contaminando tierras, bosques y ríos. Por eso la zona, a día de hoy, es inhabitable.

Libros

En el siguiente enlace tienes una lista de 8 libros sobre Hiroshima y Nagasaki. ¡No te los pierdas!





Oferta Hiroshima (Ensayo | Crónica)
El devastador Holocausto Nuclear
Oferta La bomba atómica.: El factor humano en la Segunda Guerra Mundial (SIN COLECCION)
Oferta Antes de Hiroshima: De Marie Curie a la bomba atómica: 67 (Tiempo de Memoria)
Oferta Oppenheimer y la bomba atómica: 34 (En 90 minutos)

Orchestral Manoeuvres In The Dark: Enola Gay




Summary
Las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki
Article Name
Las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki
Description
Los científicos emigrados a Estados Unidos presionan a Roosevelt para construir la bomba atómica ante el temor de que los nazis la pudieran desarrollar. Comienza aquí esta historia que culminará con la destrucción de Hiroshima y Nagasaki y la entrada del mundo en un nuevo tiempo: la era de la energía atómica.
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Deguerra

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