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LA BATALLA DE KURSK: el mayor choque de tanques de la historia



Soldados del Ejército Rojo atacando en el rio Dnieper

La batalla de Kursk ha pasado a la historia por ser el mayor enfrentamiento de tanques de la Segunda Guerra Mundial. Y no es para menos. En los campos de trigo y en los valles de Kursk miles de carros de combate y millones de soldados se aniquilaron en uno de los enfrentamientos más cruentos y duros que se han visto. El nazismo y el comunismo lucharon por su propia existencia en una épica batalla que merece ser contada. Por primera vez en toda la Operación Barbarroja, la Wehrmacht de Adolf Hitler se verá seriamente comprometida. Stalin moviliza a toda la Unión Soviética en un supremo esfuerzo para frenar a la Alemania nazi que le cuesta al país millones de vidas. Esta es la historia de los trágicos (pero a la vez fascinantes) sucesos que acontecieron en el saliente de Kursk. ¿Quieres conocerlos?



Índice del artículo

ANTECEDENTES ¿POR QUÉ SE ORIGINÓ LA BATALLA DE KURSK?

Hitler visitando París
Hitler y su Alto Mando visitando parís tras su ocupación en 1940

La Segunda Guerra Mundial

El 1 de septiembre de 1939 dio comienzo la Segunda Guerra Mundial, el conflicto más destructivo que hasta el momento ha sufrido la humanidad. La Wehrmacht de Adolf Hitler invade Polonia. Inmediatamente Francia y Gran Bretaña le declaran la guerra a la Alemania nazi. En virtud del pacto germano-soviético los rusos conquistan la zona oriental polaca.

A partir de aquí el avance alemán fue imparable. Tras Polonia le seguirían Dinamarca y Noruega. En 1940, y tras una audaz ofensiva por las Ardenas, los nazis invaden Bélgica y Países Bajos y se plantan ante una desconcertadas y desbordadas tropas francesas y británicas. La guerra relámpago ha conseguido lo impensable: la conquista de Francia.

Los Aliados salvan los muebles en Dunquerque trasportando a sus tropas por el Canal de la Mancha ante la pasividad de los alemanes. Le siguió la batalla de Inglaterra donde la Luftwaffe se vio incapaz de doblegar a la RAF, posponiendo la Operación León Marino, la conquista de las islas británicas.

Con el fracaso inglés, Hitler puso su atención en la conquista de la Unión Soviética. Era un objetivo que el dictador alemán había tenido en mente desde el principio de la guerra. El pacto con Alemania tranquilizaba a Stalin, por eso nunca quiso ver los avisos que le llegaban de sus espías. Solo cuando los Panzer cruzaron la frontera rusa, Stalin comprendió su error. Daba comienzo la Operación Barbarroja y la cruel guerra en el este.

La Operación Barbarroja: la invasión alemana de Rusia

La denominada Operación Barbarroja fue el nombre en clave para la invasión alemana de la Unión Soviética en junio de 1941. El plan Barbarroja estimaba que la URSS debía caer antes de la llegada del invierno. El 22 de junio de 1941, millones de soldados alemanes, junto con el avance de miles de carros de combate, aviación y el tronar continuo de miles de cañones de artillería, hicieron temblar el suelo de la Unión Soviética. La invasión de Rusia significó la mayor batalla terrestre de la historia. Mas de 200 divisiones alemanas cruzaron a lo largo de toda la frontera de la URSS sin avisar, violando el pacto germano-soviético firmado dos años antes.

El Ejército Rojo se vio completamente desbordado ante la guerra relámpago desplegada por las fuerzas alemanas. El ataque sin previo aviso, las purgas estalinistas que había acabado con los oficiales más competentes y el lamentable estado del ejército ruso, provocaron un avance alemán fulgurante nunca antes visto y una capacidad muy limitada del Ejército Rojo para hacer frente a la invasión.

La guerra relámpago

La guerra relámpago alemana o blitzkrieg se puso en práctica con enorme éxito en Rusia. Las divisiones acorazadas Panzer rompían el frente enemigo por un punto y, junto a la infantería motorizada, lo rodeaban por retaguardia. Se creaban enormes bolsas donde las divisiones rusas quedaban a merced de la aniquilación.

Imagen de la blitzkrieg guerra relampago
Aviones Stukas alemanes.

Gracias a la guerra relámpago el ataque alemán fue imparable en los primeros meses de la Operación Barbarroja. Los rusos quedaron totalmente anulados. Estaba siendo un enorme triunfo estratégico. Hitler, ante el avance de sus soldados, estaba muy confiado en la victoria. Stalin, por su parte, se sentía cada vez más nervioso. Millones de sus hombres habían desaparecido, junto con la mayoría de tanques, la casi totalidad de su aviación y artillería. Incluso estaba pensando en pedir la paz con la Alemania nazi y ceder los territorios perdidos. Sin duda, la situación no pintaba bien para los rusos.

La resistencia rusa: las batallas de Minsk y Smolensko

A pesar de las continuas victorias alemanas, los rusos desplegaban en el campo de batalla una resistencia suicida. Los continuos cercos hacían desaparecer a divisiones enteras, aún así, el Ejército Rojo no estaba destruido. Un ejemplo de esta resistencia se mostró en Brest-Litovsk, cuya localidad fue conquistada tras un largo asedio, y donde todos sus defensores fueron aniquilados.

Tropas alemanas entrando en Smolensko durante la invasión nazi de la URSS
Tropas alemanas entrando en la ciudad rusa de Smolenko

En julio de 1941 la Wehrmacht cercó a los soviéticos en Minsk y, posteriormente, los Panzer rodearon a 14 divisiones rusas en Smolensko. Dos enormes desastres que hacía suponer que la victoria alemana era una cuestión de tiempo. A partir de aquí, las decisiones de Hitler comenzaron a tener su incidencia. El empeño del dictador en apoyar la campaña en Ucrania había dejado en un segundo plano la toma de Moscú. Sus generales estimaban más oportuno tomar la capital rusa para terminar definitivamente con la resistencia del gigante ruso. Las intenciones de Hitler terminaron imponiéndose.

Las batallas de Jarkov, Kiev y Rostov

Comenzaron a llegar refuerzos al Grupo de Ejércitos Sur de Ucrania provenientes del Grupo de Ejércitos Centro, que era el encargado de tomar Moscú. Gracias a un espectacular doble envolvimiento, más de 700 000 rusos fueron de nuevo cercados y aniquilados, junto a 900 tanques y 3700 cañones de artillería. El 17 de septiembre, el ejército alemán toma Kiev. En las semanas siguientes, la Wehrmacht toma Jarkov y Rostov.

Estos enormes descalabros para el Ejército Rojo no hacían mella en su resistencia. Desde que comenzó la Operación Barbarroja, más de un tercio de todas las fuerzas rusas ya no existían. Para los países occidentales, la derrota de la URSS era inevitable. Stalin seguía emitiendo órdenes desesperadas a sus oficiales para que no retrocediesen. La defensa rusa de su territorio se estaba convirtiendo en una auténtica hecatombe.

Pero el empeño de Stalin de no retroceder facilitaba la guerra relámpago alemana y la desaparición constante de divisiones rusas. Los millones de soldados muertos eran un macabro monumento a la incompetencia del dictador soviético. Una y otra vez, el Ejército Rojo era rodeado y aniquilado por el Grupo de Ejércitos Sur alemán. Todo un despropósito.

El sitio de Leningrado




El 26 de junio de 1941, el Grupo de Ejércitos Norte alemán, ayudado por el ejército finlandés, cruza la frontera en coordinación con el resto de grupos de ejércitos alemanes. Su objetivo es conquistar los países del Báltico y dirigirse hacia Leningrado. El avance fue extremadamente rápido. En solo un mes y medio, las fuerzas de Hitler llegaron a los suburbios de la ciudad.

El 16 de agosto, ante la imposibilidad de tomar la ciudad, comenzó uno de los asedios más largos y crueles de la historia de las guerras. Hitler quería matar de hambre a toda la población de la ciudad. Los rusos consiguieron a duras penas resistir gracias a los exiguos suministros que les llegaban desde el lago Ladoga. Las escenas que se vieron en Leningrado fueron atroces. Cada día morían miles de rusos a causa de los bombardeos y la inanición. El canibalismo hizo acto de presencia. Y lo más cruel de todo es que el asedio duraría 900 días.

La batalla de Moscú

Hitler cambió una vez más de opinión y, tras los éxitos en Ucrania, volvió a priorizar la conquista de Moscú. Así se organizó la Operación Tifón para conquistar la capital rusa. Pero muchas cosas habían cambiado desde los primeros días de la invasión a la URSS.

Los soldados alemanes se encontraban agotados y habían sufrido más de 400 000 bajas. El mal tiempo se echó encima. Los rusos, mientras se producían las batallas en Ucrania, reforzaron las defensas en torno a Moscú. La capacidad de recuperación de los soviéticos estaba siendo extraordinaria, casi milagrosa, a pesar de que 200 de sus divisiones ya no existían.

A principios de octubre comenzó a llover y ya no paró durante semanas. El barro hizo imposible el tránsito por las precarias carreteras rusas. Cuando llegó noviembre y diciembre apareció tempranamente la nieve. Según un proverbio, Rusia tiene uno de los generales más competentes e invencibles del mundo: el general invierno. Y esto lo sufrirían en sus propias carnes los soldados alemanes.

Soldados soviéticos en la contraofensiva en Moscú durante la Operación Barbarroja
Soldados soviéticos avanzando durante la contraofensiva en Moscú

Las carreteras impracticables y la climatología extrema, con nieve y ventiscas, provocaban que las operaciones fueran imposibles. Sin ropa de abrigo, los alemanes fueron víctimas del frío. Fue la gota que colmó el vaso para un soldado alemán que ya de por sí estaba sumamente agotado. La ofensiva en Moscú perdió fuelle, y los soviéticos lo aprovecharon para seguir reforzando sus defensas.

El 27 de noviembre la vanguardia del ejército alemán llegó por el norte a los suburbios de Moscú. Ya no avanzarían más. La milagrosa resistencia rusa, unida a la ayuda de los 25 grados bajo cero del duro invierno, y los primeros refuerzos traídos de Siberia, salvaron la capital.

La Operación Azul

Tras el parón de invierno y el fracaso de la toma de Moscú, Hitler anunció su nuevo plan denominado Operación Azul. En abril de 1942, los ejércitos alemanes se pusieron en marcha de nuevo. Los objetivos eran las ciudades de Voronezh y Stalingrado, así como la región petrolífera del Cáucaso, tan necesaria para continuar la guerra.

A principios de mayo la Wehrmacht, cuyas fuerzas habían sido concentradas en este frente, llegan a Sebastopol y Jarkov. A finales de junio van directos al Mar Negro. Se dividió al Grupo de Ejércitos Sur en dos ejércitos, el A, que se dirigiría a Stalingrado, y el B, que atacaría rumbo al Cáucaso.

La batalla de Stalingrado




La batalla de Stalingrado fue otra locura violenta que provocaron Stalin y Hitler en el frente oriental. El enfrentamiento que se desarrolló en sus calles desafía toda lógica. Alemanes y rusos se exterminaron luchando casa por casa. Se convirtió en una trampa para el VI Ejército alemán de von Paulus. Stalingrado era un símbolo, y ambos dictadores le dieron una importancia ideológica excesiva que estratégicamente no tenía.

Enemigo a la puertas (2001). Jean-Jacques Annaud

El general Chuikov se puso al mando de la resistencia en la ciudad. Los soldados soviéticos defendían cada calle, casa, sótano o habitación. Una guerra urbana a la que al Wehrmacht no estaba acostumbrada. La ciudad quedó completamente derruida por los bombardeos aéreos y artilleros. El Ejército Rojo defendía escombros, pero no cedía ni un palmo de terreno, siguiendo las órdenes de Stalin.

Mientras que los alemanes se dejaban el tiempo y la vida en esas calles infernales, los soviéticos, resistiendo desesperadamente, iban concentrando fuerzas en torno a la ciudad para lanzar una ofensiva sorpresa.

La Operación Urano y el cerco al Sexto Ejército

En noviembre de 1942, tras una cuidadosa planificación de Zhukov, se lanzó la Operación Urano. Los flancos del VI Ejército de Paulus fueron atacados y los soviéticos cercaron a los alemanes, que quedaron atrapados. Hitler, desconcertado, prohibió cualquier retirada. Prometió a Paulus que el VI Ejército sería abastecido por aire. El mal tiempo impidió que llegase el mínimo exigible para mantener al ejército. Muy pronto los soldados alemanes comenzaron a morir a miles a causa del hambre y el frío.

Frente oriental de la Segunda Guerra Mundial en 1941
Estado del Frente Oriental en diciembre de 1941

Friedrich Paulus, que había sido nombrado unos días antes por Hitler mariscal de campo (una señal muy clara para que se suicidara), rindió al Sexto Ejército, y la catástrofe se culminó. Por el camino los alemanes habían perdido más de 200 000 de sus soldados.

La Unión Soviética toma la iniciativa

Con el triunfo en Stalingrado, muy explotado propagandísticamente, se organizaron las Operaciones Galope y Estrella con el objetivo de hacer retroceder a los alemanes en el Cáucaso. Los soviéticos destrozaron las fuerzas húngaras y rumanas del ejército alemán, logrando una brecha en el frente donde querían penetrar para rodear a todo el ejército enemigo en el sur de Rusia.

Von Manstein aplicó una retirada estratégica basada en retrocesos tácticos en los que los tanques de guerra de ambos bandos se enzarzaron en luchas muy violentas. Su estrategia se basaba en esperar refuerzos procedentes de Francia, para después lanzar un contraataque hacia Jarkov, Belgorod y Kursk, dividiendo a la vanguardia soviética. Otro grupo Panzer avanzaría por el sur en un intento de movimiento en tenaza.

Unidad anticarro nazi en Rusia
Unidad anticarro nazi de las SS en Rusia

Stalin se confió, y Manstein condujo a los rusos a su trampa. Interpretando una retirada alemana, los ejércitos soviéticos se lanzaron en una persecución. Llegaron a Jarkov, ciudad que había sido abandonada, contrariando las órdenes de Hitler. Manstein siguió retirándose hasta que alargó excesivamente las líneas de aprovisionamiento rusas y consiguió las tan ansiadas divisiones de Francia. Una vez listo, Manstein ordenó un contrataque que sorprendió al general soviético Vatutin.

Los Panzer hicieron retroceder los flancos de las fuerzas rusas y terminaron arrinconándolas. Manstein dio una clase magistral de estrategia. Había ocultado sus verdaderas fuerzas haciendo pensar al enemigo que se estaba retirando. Cuando consiguió los refuerzos y los rusos se confiaron, el general alemán lanzó el ataque.

El saliente de Kursk

La conquista de la ciudad de Jarkov fue cuestión de tiempo. Le seguiría Belgorod. Esto ponía en peligro la zona de Kursk. Todo lo que los soviéticos habían liberado lo estaban volviendo a perder. Ahora solo quedaba el ataque en tenaza sobre Kursk. Y como ocurre siempre en todas las situaciones críticas, Stalin volvió a encomendar a Zhukov resolver la situación, como ocurrió en Leningrado, Moscú y Stalingrado.

Mapa del Frente Oriental en 1943 en la Segunda Guerra Mundial
Mapa del Frente Oriental justo antes de la batalla de Kursk

Zhukov reorganizó las fuerzas para contener el avance enemigo. Mandó posicionar el 21º y 64º Ejércitos que se apostaron en las inmediaciones de la ciudad de Belgorod y así frenar el avance. A Manstein le preocupaba tomar el saliente de Kursk que se había originado con su ofensiva. La capacidad de recuperación alemana había dado un vuelco en el sur del frente ruso. Manstein, un genio militar, estaba poniendo sobre la mesa su superioridad táctica.

Justo cuando los dos contendientes se disponían a luchar dio comienzo la temporada de deshielos en marzo. Otra vez el tiempo hizo impracticables los caminos y carreteras a causa del barro. Manstein se vio obligado a posponer el ataque sobre Kursk varias semanas. Este impás hizo repensar la estrategia de ambos bandos, al mismo tiempo que iban reforzándose. La batalla de Kursk tiene aquí su origen. Hitler espera la llegada del verano para lanzar la ofensiva definitiva para derrotar a la URSS. La zona sería el denominado saliente de Kursk, un lugar enorme de 25 000 kilómetros cuadrados donde, sin saberlo ambos dictadores, se desarrollaría la gran batalla de los tanques.

EL PLAN DE BATALLA DE LA OPERACIÓN CIUDADELA




En septiembre de 1942, el general Kurt Zeitler fue ascendido por Hitler para ocupar el puesto de jefe del Estado Mayor del OKH, en sustitución del difunto Halder. Era un oficial joven y sin experiencia, pero con gran energía y determinación. La ofensiva de Manstein en Jarkov había dejado un territorio ruso en Kursk que se adentraba en la línea del frente alemán. Zeitler ideó entonces un ataque en Kursk para tomar el saliente y debilitar el Ejército Rojo.

Fue el propio Zeitler el que presentó el plan al Führer. Consistía en un movimiento en pinza que se desplegaría desde dos puntos: al norte y sur del saliente. En el norte el 9º Ejército atacaría desde la ciudad de Orel hacia Kursk; en la zona sur, el 4º Ejército Panzer llevaría a cabo una ofensiva desde Oboyan hasta Kursk, y se uniría con las tropas del norte. Así se quedaría una enorme bolsa donde se atraparía a los soviéticos, que serían atacados y acosados hasta su aniquilación. Toda la operación la llevarían a cabo las fuerzas del Grupo de Ejércitos Centro. Se le puso «Ciudadela» como nombre en clave de la operación.

Hitler puso pegas a la Operación Ciudadela argumentando que Zeitler estaba destinando muy pocos efectivos. El dictador estaba esperando que llegaran al frente más tanques Panther, y retrasaba su confirmación. Para Hitler era necesario dar un golpe de efecto en Kursk que hiciera ver al mundo que la Alemania nazi no estaba a la defensiva. Pero no terminaba de decidir el momento del ataque. Esta indecisión, probablemente, tendrá consecuencias en la posterior batalla.

Objetivos de la Operación Ciudadela

Hitler firmó la orden de operaciones de Ciudadela el 15 de abril de 1943. Se quería dar un golpe rápido y decisivo a la URSS por el cual Alemania tomaría la iniciativa y acabaría con la guerra en el este. El plan de operaciones estipulaba:

Plan de ataque alemán de la Operación Ciudadela
Plan de ataque alemán de la Operación Ciudadela
  1. Todos los recursos de la Wehrmacht se concentrarían en la batalla de Kursk, así como sus mejores oficiales y todas las armas disponibles, incluso las recién creadas.
  2. Se quiere tomar el saliente de Kursk para reducir el frente y así poder destinar más fuerzas hacia la inminente invasión de los Aliados en Europa. Un frente más reducido permite economizar medios. Pero también para borrar la amenaza que significa el saliente de Kursk en los flancos del Grupo de Ejércitos Centro y Sur.
  3. Se lanzaría un ataque decidido y coordinado por el norte y por el sur del saliente de Kursk. Se aglomerarían todos los medios en un frente muy estrecho con el objetivo de garantizar la victoria.
  4. El fin último es que los dos ejércitos (norte y sur) se encuentren en Kursk.

¿Dónde se desarrolló la batalla?

Kursk era una ciudad tranquila que en 1941 tenía aproximadamente unos 120 000 habitantes. Se la considera una de las ciudades más antiguas de Rusia y está situada en la meseta de la Rusia Central, entre los ríos Kory y Seym. Fue una ciudad importante durante la Edad Media, pero con el tiempo perdió importancia. Hasta que llegó 1943. Sus habitantes no sabían que en sus alrededores se desarrollaría la mayor batalla de tanques de la Segunda Guerra Mundial y, probablemente, de la historia.

El campo de batalla de Kursk

La zona donde se desarrollaría la gran batalla de tanques era una inmensa llanura encajonada en valles, y cruzada por los ríos Seim y Svapa al norte, y los ríos Psel y el Donetz al sur. La anchura y el caudal de estos ríos dificultaba su cruce, por eso los alemanes tendrían que atacar por las zonas que los soviéticos esperaban.

En la zona se diseminaban pequeños bosques y algunos pueblos. Sus carreteras eran de tierra, y en la época de lluvias se convertían en un barrizal intransitable para los tanques y vehículos. Esto era algo a lo que ya se había acostumbrado la Wehrmacht. La única vía pavimentada era la carretera de Orel-Kursk-Belgorod.

Imagen del campo de batalla de Kursk
Imagen del campo de batalla de Kursk

Toda el área estaba plagada de campos de maíz que impedían la visibilidad, sobre todo para los alemanes, a los que le tocaría la responsabilidad de la ofensiva. Las pequeñas poblaciones diseminadas podían ser convertidas en posiciones defensivas que favorecían a los soviéticos. Kursk, en términos generales, no era favorable para los atacantes.

¿Qué importancia tenía Kursk?

Estratégicamente, Kursk está ubicada en la carretera que va de Moscú a Yalta. Si era tomada por los alemanes, les abrirían las puertas a la cuenca del Don, desde donde podrían ir hacia Moscú o, quizás, más allá del río Don.

Kursk, tras la ofensiva del Manstein hacia el este, había quedado como un saliente ruso en la verticalidad del frente alemán. Un trozo de terreno en manos del Ejército Rojo que se adentraba en zona alemana. Los dos contendientes apostaron todas sus cartas en esta batalla, siendo conscientes de que el perdedor tendría que pasar a la defensiva. No fue tanto la importancia estratégica de Kursk (que sin duda la tenía, sobre todo tras la batalla de Stalingrado), sino que fue más la trascendencia que rusos y alemanes le dieron.

¿QUÉ TANQUES SE UTILIZARON EN LA BATALLA DE KURSK?




Los medios acorazados alemanes

La producción de tanques en Alemania era un absoluto caos. La construcción de los antiguos modelos Panzer (que habían demostrado ser inferiores a los carros de combate soviéticos) se mezclaba con la de los nuevos tanques de guerra alemanes, con los que se quería dar un vuelco al conflicto en el frente oriental. Surgen así los famosos Tiger y Panther.

Dos de los diseñadores más brillantes de Alemania se pusieron manos a la obra para hacer realidad la nueva generación de Panzer. Los ingenieros Ferdinand Porsche y Henschel presentaron prototipos, dando origen a los mejores tanques del mundo en aquellos momentos.

El Tiger, el tanque más grande del mundo

La empresa Henschel presentó un modelo denominado VK 4501 con un potente cañón de 88 mm incorporado. Hitler dio su visto bueno y comenzó su producción en masa con el nombre de Tiger. Las características del Tiger alemán estaban en su peso: 56 toneladas que lo hacían lento, con una autonomía de poco más de 100 kilómetros. Era conducido por una tripulación de 5 hombres, y cuando se averiaba, debía ser reparado en el sitio. Su remolque solo se podía hacer con otro Tiger.

Tanque alemán Tiger de la Segunda Guerra Mundial
Tanque alemán Tiger

Si su velocidad era su talón de Aquiles, la potencia de fuego era extraordinaria. Tenía un cañón de 88 mm, el mejor cañón de la Segunda Guerra Mundial. Contaba también con dos ametralladoras, y esto lo convertían en un arma muy destructora. Otra de sus grandes ventajas era su grueso blindaje, de 102 mm, casi impenetrable.

Paradójicamente, el Panzer Tiger fue construido con una clara intencionalidad. Era una arma de guerra inútil para la guerra relámpago debido a su lentitud, y su diseño se orientó a la guerra defensiva en la que estaba ya inmersa la Alemania nazi. Los Tiger podían esperar camuflados y agazapados en su escondite para luego abrir su temible fuego. Era un blindado perfecto para las batallas defensivas, y así lo sufrieron norteamericanos y británicos en su avance por Francia.

La producción de este nuevo modelo de Panzer fue escasa durante 1942, aunque fue aumentando con el paso del tiempo. Solo se llegarían a fabricar unos 1400 Tiger en toda la guerra, claramente insuficientes, sobre todo si lo comparamos con los 1200 tanques T-34 que los rusos producían al mes. Su bautismo de fuego se produjo en Leningrado, con resultados desastrosos. Los Tiger quedaron varados en una zona pantanosa y fueron aniquilados por la artillería anticarro soviética. Durante la batalla de Kursk, el número de tanques Tiger fue bajo, aunque tendrían su incidencia.

El temible tanque Panther

El tanque de guerra alemán Panther fue diseñado con el propósito de hacerle frente al T-34 ruso, y realmente lo consiguió. Era un blindado prodigioso, con tan solo 35 toneladas de peso, pero con un blindaje de 80 mm que estaba inclinado en algunas partes del tanque, como su homólogo soviético. Tenía un equilibrio perfecto entre velocidad y blindaje.

Lo mejor era su potencia de fuego. Su cañón de 75 mm podía perforar las zonas más protegidas del T-34 a tan solo 800 metros; los lados más vulnerables del carro de combate ruso podían ser penetrados por el Panther a una distancia de 3000 metros. Todo un avance para las fuerzas acorazadas alemanas. Lo dirigía una tripulación de 5 miembros, y tenía incorporada una excelente ametralladora MG 34, que aumentaba su potencia de fuego.

Imagen del Panzer nazi Panther
Tanque alemán Panther

Por primera vez, los alemanes incorporaron al Panther un motor diesel ante la escasez de gasolina que sufría la Alemania nazi. Este Panzer alemán fue innovador en todos los sentidos, y un serio rival para los soviéticos en la guerra. Pero en la batalla de Kursk no fue determinante. La cadena de producción alemana no consiguió desarrollar el número de tanques suficientes cuando se produjo el enfrentamiento en Kursk. Tan solo habían sido construidos un centenar que no pudieron ser decisivos.

Pero no todo eran ventajas para el Panther. Su construcción era compleja, y su mantenimiento también. Tenía un fallo de construcción por el cual se incendiaba cuando se ponía en funcionamiento, debido a que se le instaló un sistema de refrigeración que no era suficiente para enfriar el motor. También solía estropearse la caja de cambios. Estos fallos son los normales en un blindado que acaba de ser desarrollado. Con el tiempo, los alemanes fueron corrigiendo los errores, pero demasiado tarde para cambiar el curso de la guerra en el este.

El Panzer Elefant o Jagdpanzer

El Panzer Elefant, denominado también Jagdpanzer, era un cazacarros diseñado por Porsche. Consistía en un cañón potente de 88 mm incorporado a una base blindada en forma de caja y conducido por una tripulación de 6 hombres. Tenía un blindaje espectacular de 200 mm y el blindado pensaba unas 70 toneladas. La potencia de fuego del cañón lo hacían muy temible, y era capaz de destruir cualquier tanque ruso.

A diferencia del Tiger, no poseía ametralladoras secundarias, y era también muy lento. No estaba diseñado para la guerra de movimientos, sino para estrategias defensivas, donde era efectivo. En la batalla de Kursk, el Elefant no fue muy determinante, aunque destruyó más de 350 carros de combate soviéticos. Durante los últimos días del Tercer Reich, estos Panzer lucharon en las calles de Berlín.

Tanque Panzer III

El Panzer III era el tanque alemán por excelencia hasta que se topó con el T-34 ruso. Los primeros modelos salieron de la fábrica en 1937, aunque la producción en masa comenzaría justo antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Los modelos más avanzados del Panzer III tenían un blindaje de 30 mm y un cañón de 50 mm. Lo bueno de este blindado era su gran maniobrabilidad que resultó ser decisiva en las campañas de Polonia y Francia.

Panzer III alemán en la invasión de Rusia
Panzer III alemán en la invasión de Rusia

El Panzer III era el carro de combate alemán más numeroso hasta que se lanzó al Operación Barbarroja. En los enfrentamientos con los T-34, los alemanes se dieron cuenta de lo atrasados que estaban sus blindados, por eso se le fueron añadiendo mejoras hasta incorporarle un cañón de 75 mm. La superioridad en los campos de batalla rusos se consiguió gracias al mejor empleo que los germanos hacían de los blindados, agrupándolos y lanzándolos como punta de lanza ofensiva. Sin embargo, pronto la industria alemana comenzaría a diseñar nuevos modelos que pudieran hacer frente a los carros soviéticos.

El carro de combate Panzer IV

El vehículo de combate blindado Panzer IV era más robusto y fiable que su predecesor, el Panzer III. Pasó a tener un papel protagonista debido a que el Panzer III era incapaz de enfrentarse al T-34. Fue el blindado más producido llegando hasta las 9000 unidades durante toda la guerra.

Panzer IV alemán durante la Segunda Guerra Mundial
Panzer IV alemán en unas maniobras de entrenamiento antes de la invasión de la Unión Soviética

Los primeros diseños salieron de fábrica en 1937. Fue construido para tener una potencia mayor de fuego y ser capaz de destruir puestos fortificados y cañones anticarro, pero en principio su objetivo prioritario no era destruir tanques. Esa labor se la dejaba al Panzer III. Se le instaló un cañón de 75 mm que, debido a su longitud, tenía menor éxito de penetración en blindados enemigos.

Pero las circunstancias de la guerra obligaron y en la campaña rusa los Panzer IV tuvieron que adoptar un nuevo rol ante la potencia de los tanques soviéticos. Se le incorporó un blindaje extra y un cañón más corto pero más ancho de 75 mm, aumentando su potencia y precisión. Con estas mejoras, el Panzer IV pudo combatir al Sherman norteamericano y al T-34 ruso.

Tanques rusos de la Segunda Guerra Mundial

La producción de carros de combate rusos se había intensificado durante 1943, sobrepasando ampliamente la producción alemana. Sus fuerzas acorazadas aumentaron hasta más de 15 000 unidades en el año de la batalla de Kursk. La recuperación del Ejército Rojo estaba siendo espectacular. Comenzaron a desarrollar nuevos modelos de blindados que iban a perfeccionar los ya existentes, aunque el T-34, con pequeñas variaciones, seguiría siendo el tanque de guerra por antonomasia durante toda la Segunda Guerra Mundial. A continuación os presentamos los tanques de guerra soviéticos que participaron en la batalla de Kursk.

El T-34, el mejor tanque de la Segunda Guerra Mundial




Sobre cuál es el mejor tanque hay mucha discusión por los expertos. Pero hay un amplio consenso sobre las ventajas que ofrecía este tanque ruso con respecto a otros del resto de países. Cuando los alemanes invadieron la URSS durante la Operación Barbarroja se quedaron sorprendidos por la potencia y el blindaje del T-34. Inmediatamente reconocieron que los soviéticos estaban muy avanzados y los diseñadores alemanes se vieron obligados a fabricar nuevos modelos que pudieran competir con los carros rusos. Así surgieron el Tiger y el Panther.

Tanque ruso T-34
Tanque soviético T-34
Características

El tanque T-34 fue diseñado por Mikhail I. Kioshkin en 1939. Fueron desarrollados en las gigantescas fábricas trasladas más allá de los Urales. Era un blindado excepcional por muchos motivos que en aquella época fueron revolucionarios:

  • Tenía un blindaje inclinado que hacía que en muchos casos los proyectiles rebotasen, haciéndolo más impenetrable. Además, su blindaje era superior al de los Panzer III y IV.
  • Su potencia de fuego era excepcional. Poseía un cañón de 76 mm que más adelante, con el desarrollo de los nuevos modelos, fue sustituido por uno de 85 mm, dando origen al nuevo modelo T-34/85.
  • Se le instaló un motor diesel (algo que después copiarían los alemanes) que le proporcionaba una velocidad de 55 kilómetros por hora, superior al de cualquier carro de la época.
  • Otra innovación fue la incorporación de cadenas más anchas. Esto le permitía moverse con más facilidad en las carreteras embarradas rusas o en la nieve del invierno sin que se quedara atascado. Algo que los alemanes también tomarían nota.
El T-34 por dentro

El T-34 soviético también tenía fallos. La torreta era demasiado pequeña. Esto ocasionaba que solo pudiera caber una persona que se encargaba, a la vez, de dirigir el tanque y de ser el artillero. Esto le hacía perder eficacia con respecto a los acorazados alemanes, en cuya torre iban 3 soldados.

Interior del tanque T-34 ruso
Interior del tanque T-34 ruso

Su interior era muy espartano y los soldados que estaban dentro se cansaban antes, disminuyendo así la eficacia del tanque. Su visibilidad era muy mala y muchos de ellos ni siquiera llevaban radio para comunicarse y coordinarse con otros T-34. Todos estos fallos, unidos a la pobre estrategia con la que fueron lanzados al campo de batalla, provocaron que el T-34 no fuera determinante en los primeros momentos de la Operación Barbarroja para alivio de los alemanes.

La impresión que ocasionó a los alemanes

Cuando vieron el nivel de desarrollo tecnológico de los carros de combate rusos, la preocupación alemana fue en aumento. El shock inicial al verlos les hizo tomar conciencia. Mandaron parar la producción del Panzer III y Hitler dio la orden de crear nuevos prototipos que pudieran plantarle cara.

Como hecho curioso, los alemanes no dudaron ni un momento en utilizar los carros de combate soviéticos T-34 capturados. Incluso utilizaron una veintena de ellos durante la batalla de Kursk.

El «mata nazis» soviético KV-1

Los modelos de tanques soviéticos KV-1 y KV-2 fueron construidos como una serie de carros de combate pesados que resultaron ser muy eficaces durante la Segunda Guerra Mundial. Poseía un blindaje excepcional, pero había muy pocos en funcionamiento en los primeros momentos de la guerra con la Alemania nazi. los soviéticos se dieron cuenta de su efectividad en el campo de batalla y priorizaron su fabricación.

Tanque KV-2 soviético en la Operación Barbarroja
Tanque KV-2 soviético en la Operación Barbarroja

Su gran blindaje frontal y lateral era su mayor virtud, pero no tenían fama de ser rápidos ya que se concibieron como fuerzas defensivas. Para la ruptura de las líneas defensivas ya tenían al T-34. Es curioso saber que los rusos comenzaron a darle importancia al blindaje de los carros de combate durante la guerra civil española. El KV fue consecuencia de esa preocupación.

El KV llevaba un cañón de 76 mm y su blindaje era tan eficaz que solo los cañones alemanes de 88 mm eran capaces de perforarlo en distancias de combate normales. Por eso fue apodado el “mata nazis”. El KV-2 fue desarrollado al mismo tiempo que el KV-1, siendo más pesado, con un blindaje grueso y más potencia de fuego. Sin embargo, no fue tan efectivo debido a su gran tamaño y lentitud, que lo hacía más vulnerable. Al final se terminó parando su producción.

Tanque ruso T-70

El T-70 se concibió como un blindado ligero de apoyo a la infantería, con un cañón de 45 mm, una ametralladora y un blindaje de 60 mm. Su vida fue corta puesto que empezó a producirse en 1942 y terminó en 1943, aún así se construyeron más de 8000 unidades. Debido a que tenía poca potencia de fuego y protección, sumado a las nuevas tácticas de agrupación de blindados, el T-70 fue poco eficaz. Este modelo se fue sustituyendo progresivamente por más T-34, teniendo poca incidencia en el enfrentamiento en Kursk.

Tanque ruso T-70 de la Segunda Guerra Mundial
Tanque ruso T-70 en el museo técnico, Togliatti, Rusia

Katiusha, los Órganos de Stalin

Otras de las armas que participaron en la batalla de Kursk fueron los lanzacohetes Katiusha, llamados coloquialmente “Órganos de Stalin”. Consistía en una plataforma de proyectiles transportada en un camión o blindado móvil y que se activaba electrónicamente. Es una de las armas de guerra más famosas de los soviéticos durante la Segunda Guerra Mundial.

Eran muy temidos ya que enviaban una cantidad de misiles en poco tiempo que barrían cualquier zona. Su potencia de fuego era incuestionable y, paradójicamente, los misiles eran transportados en camiones norteamericanos gracias al material que estaban recibiendo de los Aliados.

INICIO DE LA BATALLA DE KURSK, EL GRAN CHOQUE DE TANQUES DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL



Durante 1943 los soviéticos estaban preparando una ofensiva por órdenes de Stalin. Sin embargo, se enteraron de la Operación Ciudadela a través de su famoso espía Rudolf Rössler, con nombre en clave “Lucy”, que operaba en Suiza. Inmediatamente desecharon sus planes de ataque y comenzaron a prepararse para la batalla en Kursk. Zhukov aconsejó a Stalin trasladar los recursos de otras partes del frente más tranquilas. El objetivo era plantar batalla a los alemanes en Kursk, desgastarlos y, posteriormente, lanzar una ofensiva con las reservas.

En la batalla del saliente de Kursk los mejores tanques del mundo se enfrentarían con una violencia desmedida. Se le ha denominado la gran batalla de los tanques, y en ella las dos grandes potencias se jugaron su futuro en la Segunda Guerra Mundial. Su importancia es crucial ya que marcó un punto de inflexión en la guerra.

La estrategia defensiva de Zhukov

Ante el inminente ataque en Kursk, Stalin quería realizar una ofensiva para adelantarse a los alemanes. Zhukov se opuso al dictador soviético y le aconsejó que lo razonable sería organizar una defensa en profundidad en torno a Kursk para absorber el ataque nazi. Después, con las reservar rusas y un enemigo desgastado, se lanzaría una contraofensiva para liquidar al ejército alemán.

Imagen de Budyonnt, Stalin y Zhukov en 1945
De izquierda a derecha, Budyonnt, Stalin y Zhukov durante el desfile de la victoria en la Plaza Roja de Moscú en 1945

Por una vez en toda la guerra, Stalin escuchó a sus oficiales y terminó por hacerles caso. La idea de quedarse esperando a un ataque no le gustaba, pero cedió a Zhukov. Este mariscal ya le había demostrado lo competente que era, salvando al país en Leningrado, Moscú y Stalingrado.

Inmediatamente se puso a trabajar a toda la población de la zona de Kursk para la construcción de las defensas. Se instalaron millones de minas en el suelo y millones de kilómetros de alambre de espino. Las defensas eran extraordinarias. Se levantaron 8 líneas escalonadas de defensa con una profundidad de 160 kilómetros. Un laberinto que los alemanes ni siquiera había visto en la guerra de trinchera de la Primera Guerra Mundial.

Pero no era una simple defensa estática. Zhukov la concibió para que un primer momento absorbiese el ataque enemigo y después sufriese los contraataques de los ejércitos rusos que se situaban entre las defensas. Le apoyarían un masivo despliegue artillero situado estratégicamente para barrer las zonas por donde avanzarían el ejército nazi.

En el saliente de Kursk fueron apostados 3 ejércitos. El Frente Central, al norte, estaba dirigido por el general Konstantin Rokossovsky. Sufrió las purgas stalinistas pero fue recuperado para la Operación Barbarroja donde destacó por sus acciones defensivas; el Frente de Voronezh, al sur, lo comandaba Nikolai Vatutin, amigo personal de Zhukov, siendo un general muy competente; por último, detrás de los dos frentes y a retaguardia, estaba el Frente de la Estepa, a la órdenes de Konev. Las tropas que formaban este frente se encargarían de enviar refuerzos y apoyos a los otros dos frentes cuando lo necesitasen, además de preparar la ofensiva posterior si se lograba detener a los alemanes.

Plan de ataque de Hitler

La estrategia en el ataque alemán estaba clara. En la ofensiva por el norte del saliente, dirigida por Model, sería la infantería la que rompería las líneas enemigas, apoyada por el fuego masivo de la artillería. Era un método clásico, utilizado en la Primera Guerra Mundial, que no era muy propio del estilo que se había estado empleando en toda la Operación Barbarroja. El problema de esta táctica era que se debía tener la suficiente artillería e infantería para sobrepasar a un enemigo bien atrincherado y con buenas defensas.

Mapa de la Operación Ciudadela
Mapa de la Operación Ciudadela

En el ataque por el sur, al mando de los generales Kempf y Hoth, se realizaría con los tanques como vanguardia. Oleadas de blindados romperían el frente enemigo, a cuya cabeza irían los Tiger. Les seguirían los Panzer IV, los Panther, la infantería montada en vehículos y también la motorizada. Los Panzer, por sí solos, ya no podrían romper las líneas defensivas soviéticas como habían hecho en toda la Operación Barbarroja. La potencia de fuego rusa unida a las defensas levantadas en Kursk, obligaban a los alemanes a lanzar a tanques e infantería de manera simultánea, para asegurarse penetrar en el sistema defensivo enemigo.

¿Cuántos tanques participaron en la Operación Ciudadela?

Las cifras sobre el número de tanques que participaron en Kursk continúan a debate. De los que no hay duda es que fue la batalla de tanques más grande de la Segunda Guerra Mundial y, probablemente, de la historia.

Zhukov concentró al 80 % de los carros de combate rusos de todo el frente (unos 4000 tanques), más 1 900 000 de soldados y 3000 aviones. Los alemanes trasladaron a Kursk 800 000 soldados, 3000 tanques, 2000 aviones y 10 000 cañones de artillería. Un espectacular despliegue.

Es por esto que la batalla de Kursk era tan decisiva. Ambos contendientes habían concentrado todas sus fuerzas. Si los rusos perdían la batalla, la inmensa mayoría de sus fuerzas se verían aniquiladas, suponiendo un gran desastre para el devenir de la guerra. Si, por el contrario, la batalla le era desfavorable para Hitler, los alemanes se quedarían sin reservas.

El Ejército Rojo

La Unión Soviética llevó a cabo un despliegue masivo de fuerzas en el saliente de Kursk que vamos a analizar. Los datos han sido extraídos de un estudio de D. M. Glantz y J. H. House que se muestra de forma detallada en el libro Kursk, 1943. La batalla decisiva de Álvaro Lozano:

  1. Número de Soldados: en total fueron 1 910 361 aproximadamente, de los cuales 711 575 en el Frente Norte, 625 591 en el Frente de Voronezh (Sur) y 573 195 de reserva en el Frente de la Estepa.
  2. Número de Tanques: se desplegaron 4201, 1785 en el Frente Norte, 1074 en el Frente Sur o Voronezh y 900 de reserva en el Frente de la Estepa.
Tanques T-34 rusos
Fila de blindados T-34 soviéticos

Werhmacht alemana

Atendiendo al mismo estudio, el ejército alemán lanzó el siguiente número de fuerzas en Kursk:

  • Número de Soldados: 780 000 en total, 383 000 en el Frente Norte de la ofensiva y 397 900 en el Frente Sur.
  • Número de Tanques: 2969 en total, 1081 en el norte y 1617 en el Frente Sur.

Con respecto a tanques y soldados, la relación de fuerzas entre ambos contendientes era de 1,6 tanques rusos por 1 alemán; y de 1 soldado alemán por 2,4 rusos.

¿Cuándo dio comienzo la batalla de Kursk?

Hitler retrasó varias veces la Operación Ciudadela que, por otra parte, se llevaba preparando desde primavera. Primero la puso para el 6 de junio de 1943, pero se paró ante las súplicas de Guderian por la falta de tanques. Hitler se reunió en Múnich con Speer, Guderian, Manstein y Kluge y les argumentó los retrasos en Ciudadela por la falta de blindados. Algunos de los que estaban en la conferencia, como Guderian o Manstein, mostraban sus dudas acerca de la conveniencia de realizar la ofensiva. Ni siquiera el propio dictador alemán estaba convencido, pero aún así siguió adelante.

Los allí presentes estuvieron de acuerdo en que la Operación Ciudadela era una apuesta arriesgada, sobre todo por los continuos retrasos, gracias a los cuales los rusos se estaban reforzando en el sector de Kursk. La conferencia terminó sin acuerdo, pero la operación se llevaría adelante.

Tropas motorizadas alemanas en Kursk
Tropas motorizadas alemanas preparadas para entrar en acción en Kursk

Entonces Hitler ordenó que fuera el 18 de junio. Volvió a cambiarla otra vez, ante el desconcierto de los soviéticos, que seguían esperándola impacientes. Finalmente se decidió por el 5 de julio de 1943, esa sería la fecha de inicio de la batalla de Kursk. Así se lo transmitió a sus generales en una reunión a los que le insistió en que no habría vuelta atrás. La decisión estaba tomada.

LA BATALLA DE LA CIUDADELA, LA MÁS GRANDE DE LA HISTORIA




La batalla de tanques más famosa de la Segunda Guerra Mundial dio comienzo el 5 de julio de 1943, pero de una manera inesperada para los alemanes. Zhukov ordenó un bombardeo artillero preventivo. A las 2 de la madrugada, en el Frente Norte, cientos de cañones hacía temblar la tierra ante la sorpresa alemana. El bombardeo ruso obstaculizó la ofensiva, que se iba a producir 10 minutos más tarde. Los comandantes germanos pensaron que los rusos se estaban lanzando a un ataque al mismo tiempo que ellos. Cuando se dieron cuenta de que solo era un bombardeo artillero, se dio la tan ansiada orden a los soldados para que iniciaran el ataque.

A las 3 de la mañana el ataque se generalizaba en los dos frentes. Un intenso bombardeo artillero junto al ataque en picado de los Stuka sembraba el caos en las primeras líneas soviéticas. Muy pronto los soldados rusos comenzaron a escuchar ese ruido tan familiar en el frente oriental: el sonido de los tanques Panzer avanzando.

La batalla aérea de Kursk

En el Frente Norte, 800 aviones alemanes sobrevolaban los cielos de Kursk dispuestos a destruir los aeródromos soviéticos. Al mismo tiempo, los aviones rusos estaban en vuelo con el mismo objetivo. La batalla que siguió fue espectacular. Cientos de aviones rusos y alemanes se enfrentaron en los cielos, ardiendo y cayendo por todas partes. Los Messerschmitt 109 se mostraros superiores y derribaron más de 100 cazas rusos. La victoria alemana fue muy contundente y las pérdidas escasas. La Luftwaffe consiguió el dominio del cielo.

Avión Stuka alemán Segunda Guerra Mundial
Avión Stuka alemán de la Segunda Guerra Mundial

En el frente la victoria alemana fue aún más contundente, con un derribo de más de 400 aviones soviéticos. Los enfrentamientos aéreos se complicaban debido a las tormentas de lluvia que se desataron en los primeros momentos de la batalla. Esto impidió que la Luftwaffe apoyara a la infantería en tierra. Aún así los primeros choques aéreos en Kursk habían sido favorables a los ejércitos de Hitler. Pero esto solo fue el comienzo.

El Frente Norte de Kursk

En el Frente Norte del saliente de Kursk los Panzer de Hoth iniciaron su ataque en el centro del dispositivo ofensivo nazi. El fuego de la artillería soviética había logrado desorganizar el avance, pero no pararlo. De repente, los oficiales de ambos ejércitos contemplaban estupefactos el despliegue masivo de carros de combate. Jamás habían visto tantos tanques juntos. Era algo fascinante.

El ataque alemán se topó con el ejército del general Rokossovsky. Los soldados rusos se preparaban en sus puestos ante la avalancha que se les venía encima. Cuando ambos enemigos tomaron contacto, la brutalidad se convirtió en la tónica de la batalla. Soldados y blindados alemanes avanzaban por la llanura entre una lluvia de fuego de artillería mientras los soviéticos, en sus trincheras, disparaban a quemarropa. Una escenas que traen el recuerdo de la Primera Guerra Mundial.

Hijos del Tercer Reich (2013). Philipp Kadelbach

Muchos hombres morían a consecuencia de las miles de minas instaladas por los rusos en el terreno. También destruyeron muchos Tiger y Panther. Aún así, las formaciones de blindados e infantería avanzaban en perfecto orden. Durante el trayecto hacia la primera línea defensiva soviética las pérdidas alemanas estaban siendo escalofriantes.

Una lucha cuerpo a cuerpo

Cuando los alemanes alcanzaron las primeras trincheras, dio comienzo una lucha cuerpo a cuerpo. Lo que más impactaba a los soldados alemanes, según testimonios personales de los que allí combatieron, fue el masivo fuego de artillería ruso que estaban sufriendo en su avance. Era una cortina de fuego cegadora, lo más parecido al infierno.

Los Panzer del ejército de Model consiguieron abrir brecha en las primeras posiciones defensivas enemigas, llegando a Gnilets y Bobrik. Mientras, la 6º División había cruzado el río Oka. Con sus Panzer III y IV, y los temidos Tiger, los ejércitos de Hitler continuaban su avance, a pesar de la feroz resistencia soviética. La gran labor de los ingenieros alemanes, eliminando las minas sobre el terreno y allanando el camino a los Panzer y la infantería, fue fundamental para evitar más bajas.

Panzer IV y semioruga Sd.Kfz. 251 alemanes durante la batalla de Kursk
Panzer IV y semioruga Sd.Kfz. 251 alemanes durante la batalla de Kursk

A primeras horas de la mañana del 5 de julio de 1943, la batalla estaba en su máxima intensidad. Las bajas en tan solo unas pocas horas de lucha habían sido enormes, así como la violencia en los enfrentamientos. El humo provocado por las masivas y constantes detonaciones de la artillería cubrían completamente el campo de batalla. Los alemanes cambiaron de táctica en el Frente Norte y abrieron fuego de artillería combinado con ataques aéreos de los Stuka para debilitar las posiciones defensivas rusas. A la vez, lanzaban sus blindados Tiger para romper las líneas enemigas. Pero conforme avanzaban la resistencia era mayor. Habían conseguido tomar la primera línea defensiva rusa, pero no la segunda.

La toma de Brobik

Fue uno de los primeros éxitos alemanes en el norte del saliente de Kursk. La localidad de Brobik se conquistó gracias al gran despliegue artillero contra las posiciones enemigas. Esto significaba que los alemanes habían penetrado unos 7 kilómetros en el saliente. La clave del ataque estaba en la velocidad. Para tener éxito, el avance debía ser rápido y constante, de lo contrario el fuego devastador soviético desde sus posiciones de defensa harían fracasar toda la operación de Kursk.

Además de Brobik, también se abrió brecha en la localidad de Yasnaya Polania por el 505º Batallón Panzer. Las unidades soviéticas comenzaron a ceder terreno empujadas por las divisiones Tiger de vanguardia. Al mediodía se tomó Butyrk, y el avance continuaba. Toda la 15º División rusa, que defendía el sector, estaba retrocediendo, comprometiendo a todo el 17º Ejército de Rokossovsky.

Una ofensiva llena de obstáculos

El soldado alemán vivió un verdadero infierno en la batalla de Kursk. Cuando se dio la orden de ataque, los soldados atacaron bajo una cortina de fuego de artillería. En su avance por los campos de trigo, muy a menudo morían o eran heridos al pisar minas colocadas en el suelo. También caían debido al fuego de las ametralladoras provenientes de los puestos fortificados rusos. Y si esto fuera poco, al fuego de artillería convencional se le sumaba el fuego de mortero. También eran eliminados por la puntería eficaz de los francotiradores soviéticos. En su camino hacia delante, cientos de explosiones los rodeaban, mezclándose con un ambiente de humo que impedía ver el cielo y provocaba una sensación de asfixia. Arriba, los aviones rusos hacían vuelos rasantes para ametrallarlos y destruir los blindados que avanzaban junto a ellos.

Soldados alemanes durante la Operación Ciudadela
Soldados alemanes en una zanja antitanque esperando el trabajo de los ingenieros durante la Operación Ciudadela

El equipo de soldados que dirigían los tanques alemanes no lo pasaban mucho mejor. El sofocante calor de julio les pasaba factura en el interior. Se convertían en verdaderos ataúdes metálicos cuando pisaban una mina o eran alcanzados por la artillería. Otros se abrasaban en su interior por los cócteles Molotov que les lanzaban los rusos desde fuera. Los hombres que dirigían los Tiger y los Panther disparaban frenéticamente hacia delante, en muchos casos sin saber donde estaban apuntando. Los zapadores alemanes se afanaban en allanar el terreno de minas, sacándolas de la tierra con sus propias manos, en medio de la batalla, con los proyectiles de la artillería cayendo a su alrededor. Así despejaban el camino a los carros de combate germanos que esperaban parados e impacientes para continuar.

Como resultado de una planificación minuciosa de los rusos, los alemanes llegaron completamente exhaustos a la segunda línea defensiva, y con gran cantidad de bajas. Irremediablemente la ofensiva se estancó. Prueba de ello es que las divisiones germanas, tras 24 horas de combate ininterrumpido, aún no había sobrepasado del todo el primer anillo defensivo soviético.

La batalla de los tanques




El general alemán Model decidió lanzar el grueso de su infantería y tanques en la zona de Butyrki y Bobrik. Rokossovsky se dio cuenta inmediatamente y envió al lugar al Tercer Cuerpo de Tanques con más de 100 T-34 y T-70 y todas las tropas que pudo. Los T-34 y los Panzer entablaron una lucha en la que estos últimos tuvieron que retroceder. Un contraataque alemán con Panzer IV y Tiger recuperó las posiciones. Cientos de blindados se aniquilaban en las llanuras de Kursk.

En el flanco izquierdo de la ofensiva de Model, los avances no iban bien. El general alemán buscaba una ruptura del frente enemigo por algún punto que le permitiese concentrar todas sus fuerzas. Pero era imposible. El estancamiento estaba convirtiéndose en una realidad.

Los oficiales alemanes se dieron cuenta de que los nuevos tanques no estaban funcionando como esperaban. Los Tiger estaban actuando bien, pero muchos habían sido destruidos a consecuencia de las minas, pero también por ser la fuerza de vanguardia. Los Panther, a pesar de ser un tanque excepcional, estaban recién creados y aún mostraban muchos fallos. Los rusos, con sus cócteles Molotov, estaban haciendo una verdadera escabechina en los blindados germanos.

La lucha por Olkhovatka

Durante los días siguientes al 5 de julio, Model continuó con sus ataques para intentar romper el frente. Las bajas estaban siendo desastrosas: 200 tanques inutilizados y 25 000 soldados ya no podían luchar. La penetración ha sido de apenas 10 kilómetros, pero las líneas rusas no se habían derrumbado. El objetivo de Model es la localidad de Olkhovatka donde se situaban una serie de colinas que eran la puerta de entrada a la ciudad de Kursk. Si se controlaban, Model podría lanzar sus fuerzas hacia la ciudad y encontrarse con Hoth proveniente del sur. Así la pinza se terminaría cerrando.

Pero el general soviético Rokossovsky sabía también de la importancia de Olkhivatka y allí concentró a sus fuerzas (sobre todo cañones antitanque), esperando el ataque alemán. Más de mil tanques alemanes se lanzaron contra los cañones antitanques y los nidos de ametralladoras rusos. La densidad de las defensas paró de nuevo la ofensiva que se iba diluyendo conforme iba traspasando zonas fortificadas soviéticas. La brutalidad de la lucha era indescriptible. Los rusos no cedían ni un metro de terreno, mientras que los alemanes empujaban hasta la extenuación. Compañías enteras quedaban diezmadas; cientos de tanques eran destruidos en cuestión de poco tiempo.

El 8 de julio, Model, a pesar de cambiar varias veces la dirección de la ofensiva, comprendió que el ataque no estaba teniendo éxito. Había enviado cientos de tanques en un solo punto para destruir las defensas; ordenado a la aviación que lanzara una campaña de bombardeo masivo desde el aire; nada había funcionado. Rokossovsky, con refuerzos procedentes del Frente de la Estepa de Konev, lanzó un contraataque.

El frente se estanca

La localidad de Ponyri y la colina 235,5 fueron dos puntos donde se desarrolló una encarnizada lucha debido a su importancia para la conquista de Olkhovatka. Cientos de tanques volvieron a enfrentarse. Los soviéticos convirtieron Ponyri en un Stalingrado a pequeña escala. Se atrincheraron en cada calle y en cada casa. Los T-34 apoyaban la defensa suicida de los rusos. El enfrentamiento derivó a un cuerpo a cuerpo brutal. Con muchas bajas, los alemanes tomaron el norte del pueblo, donde se situaba la estación de tren y la escuela. Los soviéticos contraatacaron el 8 de julio recuperando muchas de las posiciones perdidas.

General alemán Otto Moritz Walter Model durante la Segunda Guerra Mundial
Otto Moritz Walter Model fue uno de los más competentes generales de Hitler. Dirigió la ofensiva de Kursk en el saliente norte, No fue muy partidario de la Operación Ciudadela porque estimaba que el enemigo tenía más blindados y soldados, y porque el saliente de Kursk estaba muy bien defendido, lo que significaría un fracaso para el ejército alemán.

Model envió más refuerzos en un pueblo cuyas calles estaban plagadas de cuerpos sin vida. Las constantes ofensivas y contraofensivas no daban tiempo a retirarlos. Los Órganos de Stalin entraron en acción barriendo las posiciones alemanas. Model volvió a enviar reservas para hacer retroceder de nuevo al Ejército Rojo, pero esta vez eran las últimas.

Los alemanes no daban abasto. No solo tenían que emplearse a fondo en los ataques, sino que, además, cuando estos paraban, debían defenderse de los contraataques soviéticos. Zhukov había planificado muy bien una defensa que en ningún momento era estática. Ante un ataque debía darse una respuesta. El 9 de julio era más que evidente que la Wehrmacht ya no tenía capacidad de seguir avanzando.

En 5 días, las tropas alemanas solo habían conseguido avanzar unos 15 kilómetros sin poder penetrar todas las defensas soviéticas, con la localidad de Ponyri a medio tomar y con unas bajas espantosas. Con las tropas muy cansadas, la Operación Ciudadela en el Frente Norte se frustra. La única esperanza para Hitler es que la ofensiva en el Frente Sur vaya bien.

El frente de Voronezh en el sur

A las 3 de la mañana del 5 de julio, en coordinación con el ataque de Model en el norte, la artillería del Cuarto Ejército abría fuego sobre las posiciones soviéticas para iniciar el ataque en el denominado Frente de Voronezh. Hoth, encargado de dirigir la ofensiva, observaba muy preocupado la gran defensa desplegada por los rusos en el camino que tendría que llevarle a Kursk. Vatutin había apostado en la zona al Primer Ejército de Tanques comandado por Katukov y al Quinto Ejército de Tanques de Guardias. Es decir, más de 1500 carros de combate rusos.

Hoth pensó que un ataque frontal por esa vía tenía muchas posibilidades de fracasar. Por eso decidió atacar hacia el norte para luego virar y dirigirse hacia el noreste, en contra de las instrucciones que recibió los días previos de la OKH. De esta forma se enfrentaría a los rusos en Prokhorovka, antes del asalto final a Kursk.

Tropas del Ejército Rojo atacando en Kursk durante la Operación Ciudadela
Tropas soviéticas atacando detrás de un T-34 en el Frente de Voronezh durante la batalla de Kursk

La nueva estrategia de Hoth, junto a una menor importancia en la defensa que dieron los rusos al frente sur, provocó el avance más espectacular de las tropas alemanas en toda la Operación Ciudadela. Sin duda la improvisación de Hoth había sido muy acertada. Aún así los primeros momentos de ataque fueron complicados. Las miles de minas enterradas en el suelo eran un obstáculo enorme para la infantería y los blindados, tal y como estaba sucediendo en el Frente Norte.

Un campo de minas ralentizaba mucho el ataque. Los soldados debían esperar a que los zapadores limpiasen la zona, y esto significaba atacar sin el apoyo de los tanques. Estos no podían arriesgarse hasta el desminado del territorio. Tener el máximo de blindados operativos era fundamental para el éxito de la Operación Ciudadela.

La batalla aérea en el Frente Sur

La Luftwaffe se empleó a fondo para apoyar la ofensiva en tierra. Los pilotos de los Stukas salían a cielo abierto una y otra vez, solo descansando para repostar. Pero tenían un gran problema. Los soviéticos habían plagado toda la zona de Kursk de artillería antiaérea, unida a la aviación soviética, cada vez más numerosa y preparada. Esto impidió que en toda la batalla de Kursk los alemanes tuviesen la superioridad del aire.

Los Stukas buscaban desde el cielo a sus presas, asustando con ese ruido tan característico en forma de sirena que emitían los aparatos cuando descendían en picado. Los soviéticos tenían la costumbre de trasladar a sus tropas en los carros de combate. Una docena de hombres se montaban encima de los T-34 y se agarraban a donde podían. Esto le venía muy bien a los pilotos alemanes. Cuando vislumbraban a los tanques con los soldados, atacaban de forma inmediata, haciendo volar en pedazos el blindado y ametrallando a los que saltaban para salvar sus vidas.

Aviones soviéticos del tipo Ilyushin Il-2 atacando a formaciones alemanas en tierra durante la batalla de Kursk
Aviones soviéticos del tipo Ilyushin Il-2 atacando a formaciones alemanas en tierra durante la batalla de Kursk

Además del enemigo y sus defensas, la Luftwaffe tenía otro serio problema: la falta de combustible. Esto ocasionaba menor número de salidas de los pilotos, que se notó aún más conforme se desarrollaba la lucha en Kursk. Todo lo contrario que la Fuerza Aérea Soviética, que tenía combustible suficiente.

Los rusos, por su parte, sufrieron a los pilotos experimentados alemanes. Muchas de las batallas en el aire se terminaban decantando por la destreza de los nazis. Como curiosidad, en los cielos de Kursk luchó el escuadrón Normandie compuesto por voluntarios franceses. Muchos de ellos terminarían sus días en esa región perdida de la inmensa Rusia.

Los rusos pronto aprendieron las tácticas alemanas. Cuando descendían para atacar a los Tiger o los Panther, lo hacían por su parte trasera, donde eran más vulnerables. Así aumentaron las bajas al enemigo. A pesar de todas estas circunstancias, en los primeros días de julio de la ofensiva la Luftwaffe estaba teniendo un gran éxito derribando los cazas enemigos, destruyendo los T-34 en tierra y apoyando la ofensiva de sus tropas.

Desarrollo de la Operación Ciudadela en el sur del saliente

El segundo día de ofensiva los alemanes seguían intentando romper las defensas enemigas. La Grossdeutschland (o XLVIII Cuerpo Panzer) era una división de Granaderos Panzer al frente de la cual estaba Walter Hörnlein. Estaba integrada en el 4º Ejército Panzer y apoyada en los flancos del ataque por las divisiones 3º y 11º Panzer. Con sus Panzer III y IV, y sus Tiger en vanguardia, se lanzaron contra la 67º División de Fusil de Guardias.

La feroz resistencia enemiga estaba poniendo las cosas muy difíciles a la Grossdeutschland. En los flancos tampoco iba bien el ataque. La 3º División Panzer no podía romper las defensas, sufriendo contraataques soviéticos. A pesar de los contratiempos se tomó Korovino; en el flanco derecho, la 11º División Panzer había logrado cierto éxito tomando la localidad de Cherkasskoye.

La lucha más brutal recayó sobre el II Cuerpo Panzer de la SS. Se componía de la División Totenkopf de las SS, la 1º División Leibstandarte SS Adolf Hitler y la 2º División de Granaderos Panzer. Estas tropas estaban completamente ideologizadas y su actitud era muy fanática. Se enfrentaron a la 52 División de Rifles de Guardias del 6º Ejército de la Guardia soviética.

El día 6, la División Leibstandarte avanzaba decidida hacia el norte, cortando la carretera que iba de Belgorod a Oboyan. Esto se traducían en que los alemanes habían traspasado la primera línea defensiva, pero pagando un precio muy elevado en vidas.

El segundo cinturón defensivo

El objetivo alemán era ahora atacar en dirección a Korocha, destruir las fuerzas allí apostadas (y que además atacarían el flanco de las fuerzas de Hoth) y después girar hacia el noroeste para ir al enfrentamiento del Quinto Ejército de Tanques de Guardias comandado por Rotmistrov. Era importante llegar a tiempo puesto que las fuerzas de Rotmistrov se enfrentarían a Hoth en Prokhorovka.

Durante el día 7 de julio el ataque a Korocha se terminó desechando. Las fuertes defensas rusas lo hacían inviable. Lo importante era presentarse en Prokhorovka para luchar junto al Cuarto Ejército Panzer. Hoth ordenó a la 7º División Panzer que cambiara de rumbo y se encaminase hacia el norte. Los avances del II Cuerpo Panzer estaban siendo muy buenos. Incluso estaban a punto de lograr un rompimiento del frente. Esto significaba que se podría abrir el tan ansiado camino hacia Kursk.

Tropas alemanas de la División Das Reich en Kursk
Tropas alemanas de la División Das Reich antes de la batalla de Kursk. Justo detrás se aprecia un Tiger I

Los soviéticos comenzaron a alarmarse. Su excesiva preocupación por el Frente Norte les había llevado a una situación delicada en el Frente Sur. Vatutin ordenó que se trasladase al VI Cuerpo de Tanques y al III Cuerpo Mecanizado. Puso de reserva al V Cuerpo de Guardias y el II Cuerpo de Tanques. Enseguida se dispuso que atacasen el flanco derecho y la retaguardia del Cuerpo de Panzer de las SS.

Cazas antitanque alemanes contra T-34

El ataque al flanco y la retaguardia del Cuerpo Panzer de las SS era muy peligroso para los alemanes. Tenía como objetivo cortar sus líneas de aprovisionamiento. Justamente en los cielos unos cuantos pilotos con sus aviones antitanque Hs-129 divisaron las columnas de infantería y de T-34. Dieron la voz de aviso y se lanzaron contra ellos.

Avión antitanque alemán Henschel Hs 129 en la Segunda Guerra Mundial
El avión antitanque Hs-129 fue un aparato de la Luftwaffe de ataque en tierra. Fue muy competente y eficaz durante el enfrentamiento en Kursk y se ganó el sobrenombre de Panzerknacker («rompe-tanques») .

Fue una batalla muy extraña. Una fuerza acorazada, en tierra, se enfrentaba a una fuerza aérea completamente aislada y sin apoyo. Los cazas antitanques cayeron en picado y comenzaron a destruir tanques rusos. Los soviéticos estaban completamente indefensos. Mientras los Hs-129 destruían los T-34, aviones de refuerzo llegaron para ametrallar a la infantería que huía desconcertada. Fue una victoria aplastante para la Luftwaffe. Más de 50 carros de combate rusos quedaban destruidos y ardiendo en campo abierto. Muchos soldados yacían muertos a su alrededor.

La columna se vio obligada a retirarse ante el peligro de aniquilación. El flanco derecho del Cuerpo de Panzer de las SS de Hausser se había salvado gracias a la pericia de unos cuantos pilotos. La Luftwaffe, a pesar de todos los inconvenientes, estaba realizando muy bien su trabajo.

La localidad de Oboyan

Oboyan era un punto estratégico de las defensas rusas en el Frente Sur. El día 8, el regimiento Panzer y los granaderos se lanzaron para tomar la localidad de Verkhopenye mientras que la Grossdeutschland atacaba Oboyan. Ninguno de los objetivos fue logrado ese día. El día 9, el Cuerpo Panzer de las SS hizo un supremo esfuerzo. El regimiento Totenkopf de las SS llegó al sur de Oboyan a través del río Psel, último obstáculo ante de llegar a Kursk. Los soviéticos entraron en pánico y Vatutin lanzó una orden inequívoca: los alemanes no debían avanzar ni un metro más.

A pesar de los logros de todas las divisiones del Cuerpo de Panzer de las SS, los soldados estaban completamente agotados. Llevaban desde el primer día de la batalla luchando sin descansar ni ser relevados. La adrenalina que producían sus cuerpos diariamente los tenía exhaustos. Las bajas también se estaban dejando notar. A pesar de ello, se tomó la colina 243 en los alrededores de Oboyan.

LA BATALLA DE PROKHOROVKA



Antes de la famosa batalla de Prokhorovka, los alemanes tenían a tiro la localidad de Oboyan, realizando la mayor penetración de toda la Operación Ciudadela. El valle del río Psel era lo único que separaba a los soldados y blindados alemanes de la ciudad de Kursk.

Mapa de la batalla de Prokhorovka
Disposición de las fuerzas alemanas y rusas justo antes de la batalla de Prokhorovka

El plan era conquistar Oboyan y lanzarse a tomar los puntos de paso del rio Psel. Después el XLVIII Panzer giraría hacia este y, apoyado por el Cuerpo Panzer de las SS de Hausser, se enfrentaría a las unidades acorazadas rusas enviadas desde retaguardia que avanzarían por Prokhorovka. Una vez logrado estos objetivos, asaltarían la ciudad de Kursk, el último objetivo.

El avance del Destacamento Kempf

Hoth había planeado que el Batallón de Tanques Pesados de Kempf cubriese el flanco izquierdo dirigiéndose a Prokhorovka. Así se uniría al Cuerpo Panzer de las SS y derrotarían a los soviéticos. Pero había un gran problema: la Unidad Kempf se había retrasado en un puente destruido por los rusos sobre el rio Donetz y tomaron otro camino. ¿Llegarían a tiempo para reunirse con las fuerzas de Hoth?

Prosiguieron su avance a pesar de las dificultades llegando a la localidad de Kazachye. Si lograban vencer al 69º Ejército Soviético, cruzarían el Donetz y se lanzarían contra el flanco izquierdo y la retaguardia del 5º Ejército de Tanques de Guardias del Ejército Rojo. Eso podía ocasionar el derrumbe del flanco del Frente Sur.

Tras la conquista de Kazachye, la localidad de Rzhavets fue tomada mediante un brillante ataque nocturno que sorprendió a los rusos. Pero ocurrió una verdadera tragedia. El golpe había sido tan rápido y audaz que la Luftwaffe no fue informada de que el Destacamento de Kempf había tomado una cabeza de puente en el rio Donetz. Los bombarderos alemanes, pensando que eran tropas rusas, atacaron a sus propios soldados.

El 69º Ejército soviético obró el milagro y consiguió detener el avance de la Unidad Kempf cuando estaba a tan solo 30 kilómetros de Prokhorovka. El III Cuerpo Panzer realizó de nuevo un supremo esfuerzo y avanzó, pero fue detenido a 15 kilómetros de la localidad rusa.

El traslado del Quinto Ejército de Tanques de Guardias

Vatutin lo estaba viendo venir. La conquista de Rzhavets por los alemanes lo puso en alerta. Debía impedir por todos los medios que llegaran a Prokhorovka. Envió unidades blindadas repletas de T-34 y T-70, deteniendo el avance de Kempf. Pero quedaba Prokhorovka.

El día 9 de julio se ordenó el envío a la zona del Quinto Ejército de Tanques de Guardias desde el Frente de la Estepa hacia el Frente Sur de Voronezh, escoltado desde el aire por una flota aérea para impedir su destrucción por la Luftwaffe. Era una orden directa de Stalin, que cada vez estaba más nervioso con la situación en el Frente Sur. Era esencial seguir manteniendo las reservas estratégicas para lanzar la contraofensiva una vez que detuviesen la Operación Ciudadela.

Tanques alemanes en Prokhorovka
Tanques alemanes llegando al campo de batalla de Prokhorovka

Justo en el momento en que los alemanes, confiados, concentraban sus esfuerzos en Prokhorovka, una fuerza temible repleta de tanques rusos iba a su encuentro. Todo el ejército blindado iba a marchas forzadas sobre los caminos de tierra con el miedo de los ataques de los Stukas. Los aviones soviéticos vigilaban desde el aire el espectacular despliegue que tenía una cola de unos 30 kilómetros.

Los miles de blindados y vehículos avanzaban a contrarreloj bajo un sol abrasador, provocando a su alrededor una nube gigantesca de polvo. A su mando estaba el general Rotmistrov que coordinó toda la operación. En tan solo 2 días el Quinto Ejército de Tanques de Guardia recorrió 250 kilómetros por sus propios medios, llegando el 10 de julio a tiempo para el enfrentamiento decisivo contra el Ejército Panzer de las SS y el XLVIII Cuerpo Panzer.

Los dos mayores ejércitos de tanques se concentran en Prokhorovka

El 12 de julio de 1943, nazis y rusos iban a chocar en una espectacular batalla en Prokhorovka. Durante el día 11, Rotmistrov dispuso a sus fuerzas mientras que Hoth ordenaba a sus carros de combate un avance hacia la localidad, dejando a un lado la conquista de Oboyan.

Pero Hoth estaba en serios problemas. Había perdido muchos blindados en su avance, y lo que es más importante, no sabía que el Quinto Ejército de Tanques de Guardias, con sus más de 900 tanques, estaba en el campo de batalla. Los alemanes no se enteraron de su traslado y se llevarían una triste sorpresa.

En Prokhorovka se concentraron más de 1800 tanques entre los dos bandos, con 900 blindados cada uno. Eran los dos ejércitos acorazados más grandes del momento. Las fuerzas estaban igualadas, pero los alemanes llegaban demasiado cansados. Sin embargo, sus 100 tanques Tiger podrían inclinar la balanza hacia la victoria alemana. Los rusos desplegaron más de 500 T-34 y unos 250 tanques T-70. El T-34 no era rival para el Tiger en potencia de fuego; por eso Rotmistrov pensó que la mayor rapidez y movilidad de los T-34 les daría ventaja frente a los Tiger, a los cuales podrían rodear y atacar por sus costados, las zonas más vulnerables.

Un gigantesco combate aéreo en Prokhorovka

Mientras los carros de combate se preparaban para aniquilarse, a las 6:00 de la mañana del 12 de julio, cientos de aviones de la Luftwaffe bombardeaban Prokhorovka, dando inicio a la feroz batalla. Los aviones soviéticos despegaron apresuradamente para presentarse en la lucha. En cuestión de minutos, el cielo se cubría de cientos de aparatos que se atacaban unos a otros. Los soldados en tierra, privilegiados espectadores, veían sorprendidos como constantemente iban cayendo aviones ardiendo del cielo. Los bombarderos y Stuka se afanan en atacar las defensas soviéticas en tierra, a la vez que se defienden de los aviones rusos.

Tras una sangrienta lucha, y llevado a cabo los bombardeos, la fuerza aérea alemana se retira. Es entonces cuando deciden atacar los bombarderos rusos, que lanzan su mortal carga contra las divisiones alemanas. El ruido en los cielos es ensordecedor, mucho más cuando la artillería soviética abre fuego a lo largo del frente. Al mismo tiempo una ofensiva de T-34 se lanza al ataque. La batalla de Prohkorovka da comienzo en tierra.

El choque frontal de tanques más grande del mundo

A lo largo de todo el frente soviético se transmitió la palabra clave para iniciar el ataque. “Acero”, “acero” (palabra que en ruso significa “Stalin”), era gritada por los oficiales a sus tropas. Seguidamente los T-34 y los tanques KV se lanzaron a toda velocidad disparando sus cañones, como si de una carga de caballería al galope se tratase. Oleadas de blindados, apoyados por la infantería, iban directos contra las líneas alemanas. Era vital que los blindados rusos actuaran con rapidez para rodear y destruir a los temibles Tiger.

Curiosamente, los alemanes ordenaron el ataque al mismo tiempo que los rusos. Los Panzer salieron de sus escondites. Miles de tanques iban directos a un choque frontal en una zona de apenas unos 7 kilómetros cuadrados, una concentración de bestias blindadas que no se había visto nunca.

Soldados rusos luchando en Kursk
Soldados rusos luchando en Kursk

Ambos enemigos disparaban sus cañones mientras iban avanzando, destruyendo a los tanques que se les acercaban. Entonces ocurrió una batalla muy extraña. Cuando las fuerzas acorazadas se encontraron, cada bando llevó a cabo su estrategia. Los soviéticos intentaban rodear a los Panzer para atacarlos en sus flancos mientras que los Tiger se quedaron quietos para tener mayor precisión en el tiro y destruir más tanques rusos. Un barullo de miles de tanques se mezclaba con cientos de explosiones y el polvo en suspensión que generaban. El caos era indescriptible.

Algunos tanques, incluso, entre la densidad de blindados existentes, atacaban chocándose literalmente contra otros tanques. Los T-34 aprovecharon la confusión para disparar sin piedad a los costados de los Tiger, tal y como habían planeado. Era tal la confusión que se estaba produciendo en tierra que los aviones soviéticos y alemanes, en el aire, solo podían visualizar una gigantesca nube de polvo que les impedía intervenir. La artillería alemana y rusa dejó de disparar para no destruir a sus propias fuerzas.

La batalla de la victoria

La estrategia rusa estaba funcionando. Los Tiger volaban en pedazos. Las distancias tan cortas en la lucha estaban perjudicando a la capacidad de destrucción de los carros de combate alemanes, y beneficiando a los tanques rusos.  Los T-34 podían escapar del mortífero cañón de Tiger maniobrando constantemente. En un momento toda la zona de Prokhorovka estaba plagada de tanques ardiendo por todos lados. Cientos de columnas de fuego provocadas por la explosión de los tanques de gasolina de los acorazados subían al cielo.

Mientras que los tanques se aniquilaban, la infantería de ambos bandos luchaba sin cuartel. Soldados soviéticos y alemanes salieron de sus trincheras para luchar cuerpo a cuerpo. Los rusos se lanzaban contra los tanques enemigos para destruirlos con cócteles Molotov o minas que adherían al metal.

En este panorama de absoluto caos, los T-34 consiguieron romper las líneas enemigas y rápidamente se desplegaron por la retaguardia alemana. En los cielos, los aviones soviéticos, tras una feroz lucha con los cazas alemanes, consiguieron dominar el espacio aéreo. Pronto se lanzaron contra los blindados en tierra, dando aún mayor ventaja a los rusos. Los Panzer estaban siendo derrotados y la ofensiva alemana era parada.

¿Quién ganó la batalla de Kursk?

Los alemanes tomaron la decisión de retirarse ante las catastróficas bajas que habían sufrido. Era evidente que la ofensiva ya no podía continuar. Los soviéticos estaban igual de destrozados, pero su éxito había sido mayúsculo. Pararon la ofensiva alemana y, además, mantuvieron las líneas defensivas. Quedó en evidencia la incapacidad de la Wehrmacht para romper el frente en Kursk.

Sin darse por vencidos, los alemanes llevaron a cabo un nuevo ataque al día siguiente que fue fácilmente rechazado por el Ejército Rojo. Simplemente los alemanes ya no tenían el número de fuerzas suficientes para romper el frente. La batalla de Kursk era ganada por los rusos. La realidad de los hechos se imponía. El 14 de julio Hitler ordenaba parar la ofensiva y al día siguiente ambos contendientes se replegaron a sus posiciones, solo que en el lado alemán las divisiones Panzer de las SS estaban casi destruidas. En la batalla de Prokhorovka más de 700 tanques quedaron fuera de combate, ardiendo de forma solitaria, fiel reflejo de la intensidad de la guerra que allí se había librado.

La batalla de Prokhorovka significó algo importante: el Quinto Ejército de Tanques de Guardias había logrado detener al II Cuerpo Panzer, pero de manera definitiva. Aquí radica la importancia de esta lucha.

La batalla de Kursk fue un punto de inflexión en la lucha entre nazis y soviéticos en la Segunda Guerra Mundial. A partir de este histórico momento, la Unión Soviética comenzaría a tomar verdaderamente la iniciativa en el Frente Oriental, hasta llegar a las puertas de Berlín. Entre los amasijos de hierros que ardían en los campos de Prokhorovka había quedado sentenciada la Alemania nazi de Hitler, aunque todavía quedaría años de guerra.

LA CONTRAOFENSIVA SOVIÉTICA EN KURSK



En julio de 1943 los peores fantasmas de la Alemania hitleriana se volvieron realidad: la guerra en dos frentes, tal y como ocurrió en la Primera Guerra Mundial. Los Aliados acaban de desembarcar en Sicilia, abriendo un nuevo frente en la Italia fascista de Mussolini. Este nuevo contratiempo, unido a la derrota en Kursk, atizaba los temores del dictador alemán.

Hitler cambia de opinión en el Frente ruso

Hitler, visiblemente nervioso ante el fracaso en Kursk, se reunió con Manstein y von Kluge para comunicarles que tenía la intención de trasladar fuerzas del Este hacia Italia, donde norteamericanos y británicos habían desembarcado. También les comentó que estaba dispuesto a suspender la Operación Ciudadela. Sin embargo, la operación ya no podía continuar. Los avances en el Frente Norte y Sur habían sido frenados por los soviéticos. Más de 100 kilómetros separaban a ambas fuerzas que debían haber cerrado la pinza en Kursk. Continuar la ofensiva ya no era realista.

Artillería alemana autopropulsada en Kursk
Artillería alemana autopropulsada en Kursk

En el Frente Sur, el Cuarto Ejército Panzer retrocedió hasta las líneas defensivas iniciales desde donde había partido. Todo el esfuerzo, los muertos y los tanques destruidos no sirvieron para nada. Se volvía a la casilla de salida. Aunque algunos generales querían continuar la Operación Ciudadela, Hitler ya estaba a otra cosa. Su atención estaba puesta ahora en Italia. Algunos oficiales intentaron convencer desesperadamente al Führer para que no detrajese fuerzas de Rusia para trasladarlas al campo de operaciones italiano. Temían ahora la ofensiva que los soviéticos iban a desatar en Kursk.

Pero lo que Hitler no sabía era que los soviéticos llevaban tiempo organizando una contraofensiva, mucho antes de que se iniciara la batalla de Kursk. Stalin se preocupó mucho de esconder sus verdaderas intenciones. La concentración de fuerzas se había estado produciendo mientras intentaban parar a los alemanes en el saliente de Kursk. Una vez logrado este objetivo, ahora los rusos se lanzarían en una ofensiva ambiciosa que va a cambiar el curso de la Segunda Guerra Mundial.

Operación Kutuzov

Durante la campaña napoleónica en Rusia de 1812, el general ruso Kutuzov obligó a las fuerzas francesas a retirarse, salvando así a Rusia. En su honor se puso su nombre a la operación que iba a cambiar los designios de la Alemania nazi. La batalla de Kursk no fue importante por haber parado la ofensiva alemana; pasaría a la historia por lo que iba a suceder a continuación: la URSS estaba preparada para dar el golpe mortal a su enemigo.

Se planeó en la Operación Kutuzov que el Undécimo Ejército de Guardias de Bagramyan y el Frente de Bryansk de Popov atacasen al Segundo Ejército Panzer y el Noveno Ejército del Grupo de Ejércitos Centro en la bolsa de Orel, al norte del saliente de Kursk; por su parte, el Decimotercero y el Decimoséptimo Ejércitos atacarían por el sur. La ofensiva comenzaría cuando los mandos rusos se asegurasen de que los alemanes habían detenido definitivamente su ataque.

En la retaguardia alemana atacarían los partisanos en coordinación con el Ejército Rojo. Se encargarían de destruir las líneas de aprovisionamiento y de comunicaciones. Los alemanes se encontrarían con una ofensiva rusa que no esperaban. La inteligencia del ejército alemán no fue capaz de averiguar el plan Kutuzov. Los mandos alemanes pensaban que los rusos ya no tenían reservas para lanzar ningún ataque. Estaban completamente equivocados.

La batalla de Orel

El 12 de julio de 1943, sin tiempo para que los alemanes se recuperasen de la batalla de Kursk, los soviéticos abren una masiva cortina de fuego con su artillería, ante los sorprendidos soldados alemanes, que no se creen lo que están viendo. ¿Una ofensiva rusa? ¿Aún tienen fuerzas?

Soldados rusos en Orel en la Operación Kutuzov
Soldados rusos en Orel durante la Operación Kutuzov. Al fondo se aprecia la Iglesia de la Intercesión.

Le siguió el acostumbrado avance de los tanques y la infantería. En solo cuestión de dos días, el avance se adentra unos 15 kilómetros en la zona de Orel. Los alemanes no tienen más remedio que retirarse a líneas más cómodas para la defensa. En Kursk los papeles se invierten: ahora son los alemanes los que se defienden frenéticamente. Las pérdidas en ambos bandos son terribles, pero las alemanas empiezan a ser irreparables. A pesar de todo, los soldados germanos se defienden bien, pero no consiguen evitar que los rusos liberen Orel el 5 de agosto. Hitler ordena que se abandone el territorio conquistado y se retiren del saliente de Kursk.

Operación Rumyantsev al sur

En el sur del saliente de Kursk fue el propio Zhukov quien dirigió personalmente el ataque con nombre en clave “Rumyantsev”. Miles de Katiushas abrieron fuego intenso el 3 de agosto de 1943 provocando un caos indescriptible en las primeras líneas defensivas germanas. La destrucción que provocaron los “Órganos de Stalin” lograron que las fuerzas que avanzaron posteriormente no se encontraran oposición alguna. Los alemanes se retiraron a la otra orilla del río Dnieper. Mientras los soldados germanos contenían a los rusos en Kursk, Hitler seguía ordenando el traslado de más fuerzas a Italia.

Mapa de la Operación Rumyantsev
Mapa de los ataques soviéticos durante la Operación Rumyanstsev

Belgorod fue liberada por el Quinto Ejército de Guardias de Rotmistrov. El 22 de agosto los rusos entran de forma triunfal en la tan ansiada ciudad de Jarkov. Los alemanes se encargaron de destruir la ciudad hasta los cimientos antes de abandonarla. El ejército de Manstein podría haber contenido a los rusos tras el Dnieper, pero las continuas retiradas de fuerzas por parte de Hitler para enviarlas a Italia provocaron una incapacidad para seguir aguantando el ataque.

La línea Panther en el río Dnieper

Tras el río Dnieper los alemanes había levantado una línea defensiva denominada “Panther” o “Muralla del Este” en la cual confiaban para detener la ofensiva del Ejército Rojo. Pero no era una línea muy eficaz. Las posiciones defensivas eran escasas y las divisiones que debían defenderla también. El Dnieper era el último obstáculo para entrar en Ucrania, donde se encontraban las regiones agrícolas más fértiles y los minerales necesarios para la industria militar. Stalin era consciente de esto, y animó a sus oficiales para que llevasen a cabo un supremo esfuerzo.

El ejército nazi pendía de un hilo. Si no eran frenados los rusos en el Dnieper, peligraba Ucrania, la región de Crimea y, sobre todo, Rumanía, donde se encontraban los pozos de petróleo fundamentales para continuar la guerra. Cuando las últimas tropas terminaron de cruzar el río y destruyeron los puentes, se desplegaron para defender el último bastión antes de la catástrofe. En la Muralla del Este Alemania se estaba jugando su futuro.

Los rusos no iban a dejar tiempo al enemigo para reforzar las defensas en el Dnieper. Stalin exigía un asalto rápido, sin tiempo para que los alemanes, muy cansados por la retirada, se pudieran reponer.

La batalla del Dniéper

Soldados del Ejército Rojo atacando en el rio Dnieper
Soldados del Ejército Rojo tomando una cabeza de puente en el rio Dnieper

Los soldados rusos comenzaron a cruzar el rio de forma masiva en pequeñas barcazas, estableciendo cabezas de puente. La avalancha no pudo ser detenida por los soldados alemanes. Las cabezas de puente fueron agrandándose, sobre todo tras el envío de más refuerzos.

Al norte de Kiev el Ejército Rojo consiguió una victoria aplastante tomando por sorpresa a unos sorprendidos defensores. Los rusos se hicieron fuertes en una zona pantanosa para después lanzarse y romper el frente. Lo siguiente fue ver a unas eufóricas tropas soviéticas entrando en la ciudad de Kiev dos años después de su conquista por los alemanes. El Ejército Rojo había recuperado todo el sur de Ucrania con sus preciados recursos.

La guerra en el Este se estaba inclinando irremediablemente hacia el Ejército Rojo. La Wehrmacht ya jamás se recuperaría. Todo se agravaría más con el desembarco aliado en Normandía en junio de 1944. Comenzó una lenta y agonizante retirada alemana en Rusia. El Tercer Reich se venía abajo atacado por tres frentes. El Ejército Rojo, a partir de la batalla de Kursk, se pondría en marcha y ya no pararía hasta llegar a Berlín.

CONSECUENCIAS DE LA BATALLA



Las consecuencias de una de las batallas de tanques más grandes y épicas de la historia fueron muchas y muy importantes. A lo largo de toda la Segunda Guerra Mundial se sucedieron batallas determinantes, pero Kursk fue un punto de inflexión. Significó una derrota estratégica para los alemanes de la que ya no se repusieron. A partir de Kursk, el avance ruso fue imparable, y los ejércitos de Hitler ya no pudieron lanzar ofensivas de envergadura en el Frente Oriental.

Características que tuvo la batalla

  • La invasión de la Alemania nazi de la Unión Soviética inauguró un tipo de guerra muy brutal, con una resistencia rusa casi suicida, y una política nazi de exterminio en la retaguardia. Los rusos se estaban jugando su propia existencia. En este aspecto, Kursk no iba a ser una excepción. La lucha en el saliente de Kursk ha pasado a los libros de historia como una de los más sangrientas, a pesar del antecedente de Stalingrado. Que los rusos se lanzasen de forma suicida para chocar contra los tanques alemanes y provocar la explosión que destruyese a los dos, nos puede dar una idea general de lo que allí se vivió.
  • La batalla de Kursk significó la era culminante de los tanques alemanes Panzer. Los mandos nazis descubrieron, con gran sorpresa, que los soviéticos estaban más avanzados. El T-34 fue una verdadera sorpresa. Los Panzer III y IV, incuestionables en todas las luchas en Europa occidental, se convirtieron en carros de combate obsoletos de la noche a la mañana cuando se llevó a cabo la Operación Barbarroja. Comenzó una carrera por desarrollar nuevos blindados que compitiesen con los tanques rusos. El Tiger y el Panther demostraron ser eficaces, pero aún necesitaban tiempo para ser perfeccionados.
  • La batalla de Kursk fue especial por el empleo masivo de tanques. No se había visto hasta el momento tal concentración de blindados y, hasta el momento, no se ha vuelto a repetir. Ha pasado a los libros de historia por ser la mayor batalla de la historia de los tanques. Miles de ellos se aniquilarían dejando un panorama de destrucción difícil de imaginar. Tras la batalla, cientos de blindados quedaron destruidos y ardiendo en los campos rusos. El humo tapó el sol, haciendo el ambiente irrespirable.
  • La batalla fue decisiva porque supuso un antes y un después en la guerra germano-soviética. A partir de Kursk los soviéticos tomaron la iniciativa y los alemanes ya no pudieron lanzar ninguna ofensiva importante. Bien es verdad que el desembarco aliado en el sur de Italia y el posterior en Normandía ayudaron al declive de la Wehrmacht en Rusia. Pero este declive ya había comenzado en los campos de Kursk.

¿Por qué fracasó la Operación Ciudadela?

Para muchos historiadores, uno de los motivos fundamentales del fracaso de la batalla de la Ciudadela fueron los constantes retrasos debido a las indecisiones de Hitler. La espera ocasionó dos circunstancias adversas para los nazis: la primera sería la desaparición del factor sorpresa, algo fundamental para el triunfo de la operación; por otro lado, permitió a los rusos preparase concienzudamente para la defensa.

Fallos alemanes

El fracaso de los servicios de inteligencia alemanes para conocer las intenciones de los rusos fue crucial. Fallaron antes, durante y después de la batalla. Los alemanes ignoraban que antes de lanzar Ciudadela los rusos ya habían planificado una ofensiva para ese verano. Durante el enfrentamiento fueron incapaces de conocer exactamente cuáles eran las fuerzas del enemigo, ni de las reservas que poseían. Tampoco detectaron el traslado del Quinto Ejército de Tanques de Guardias al Frente Sur. Por eso cuando se paró la ofensiva en Kursk, la contraofensiva soviética pilló a los alemanes por sorpresa. No podían creer que los rusos aún tuvieran fuerzas para continuar

Panzer IV destruidos en la batalla de Kursk
Panzer IV destruidos en Kursk

Los Tiger y los Panther, que tanto estaba esperando Hitler para lanzar la Operación de Kursk, no resultaron ser tan decisivos como se esperaba. El Panzer Panther era un tanque excepcional, pero en la batalla estaba siendo puesto verdaderamente a prueba por primera vez. El blindado dio fallos muy graves en los que ardía el motor debido a un sistema de refrigeración deficiente. Después se arreglarían estos defectos y el Panther se convertiría en un arma de guerra temible, pero ya demasiado tarde para Alemania. Los Tiger cumplieron su función, pero la rapidez de los T-34 condenó a muchos de ellos, que se vieron expuestos al fuego ruso en sus flancos. La tecnología alemana no fue determinante para ganar la batalla en Kursk.

Los historiadores también ponen énfasis en el error que fue lanzar a las fuerzas alemanas a un sector tan bien defendido por los rusos, sobre todo sin tener las divisiones suficientes para romper el frente. Los campos plagados de minas, los 6 anillos concéntricos de posiciones defensivas tan bien situadas, su concentración de soldados y blindados y, sobre todo, el conocimiento al detalle que tenían los rusos de toda la Operación Ciudadela, eran síntomas inequívocos del fracaso que podía suponer la batalla de Kursk para Hitler.

Aciertos rusos

La superioridad numérica en hombres y armas de guerra se inclinaba en favor de los rusos. Tenían el doble de tanques, de soldados y de artillería. Y lo más importante, eran ellos los que esperaban el ataque. Su defensa se concibió de manera móvil para que sus fuerzas se pudieran trasladar velozmente a los puntos críticos.

Por otra parte, el Ejército Rojo ya no era el de los primeros momentos de la invasión en 1941. Sus mandos, debido a la multitud de fracasos, ya había aprendido. La estrategia rusa estaba más perfeccionada, los blindados eran lanzados a la batalla de forma más profesional y planificada y, sobre todo, Stalin dejó de inmiscuirse tanto en los asuntos militares y se los dejó a sus generales. Estos factores aumentaron la profesionalidad combativa del Ejército Rojo.

Soldados alemanes en la batalla de Kursk
Solados alemanes durante una pausa en la batalla de Kursk

La producción militar también fue decisiva. Los soviéticos lograron multiplicar por 2 y por 3 la producción bélica germana. Esto posibilitó que los momentos previos a la batalla en Kursk ambos contendientes tuviesen las fuerzas muy equilibradas. Pero con una pequeña diferencia: el enfrentamiento destrozó a ambos ejércitos, sin embargo, los rusos repusieron sus fuerzas rápidamente mientras que los alemanes perdieron sus reservas acorazadas. Este aspecto es fundamental para comprender la exitosa ofensiva rusa posterior.

Muertos, bajas y pérdidas

Como siempre ocurre en cualquier guerra o batalla, las bajas suelen ser difíciles de enumerar, aunque las cifras nos pueden llegar a ofrecer una idea del matadero que supuso Kursk. Con respecto al número de tanques destruidos, cuantificarlos se complica aún más. Muchos de los que fueron destruidos pudieron repararse para continuar luchando. Además, la imposibilidad de consultar archivos soviéticos y alemanes complica esta labor. No obstante, ofreceremos unas cifras que siempre serán orientativas y que se basarán en los datos que nos ofrecen los historiadores Álvaro Lozano, David Glantz y Karl-Heinz Frieser.

Muertos en el bando alemán

Para Karl-Heinz Frieser las bajas fueron de 184 000, 50 000 fallecidos en combate y 134 000 heridos, 1331 tanques y 524 aviones destruidos o desaparecidos. Con respecto a las pérdidas que sufrió la Luftwaffe, Bergström argumenta que se perdieron 681 aviones. En cualquiera de los casos estas cifran provocaron una verdadera sangría en el ejército alemán. Las pérdidas fueron tan grandes que la industria militar alemana no pudo reponerlas.

Pérdidas en el Ejército Rojo

Según los estudios de las fuentes soviéticas de David Glantz, las bajas soviéticas durante la batalla de Kursk se estiman en 177 877, a las que hay que sumar 429 890 que se producen en las ofensivas rusas posteriores a la Operación Ciudadela. El número de tanques destruidos ascendió a 1600 y más de 4100 en la contraofensiva soviética en Kutuzov y Rumyantsev. Christer Bergström nos dice que las pérdidas de aparatos aéreos rusos fue 1100 en total en toda la batalla.

Como se puede observar, las pérdidas rusas son infinitamente superiores a las alemanas, en una relación de 5:1. Pero estas cifras no nos pueden inducir a engaño. Las bajas rusas son desastrosas, sobre todo cuando hablamos de vidas humanas, pero fueron menores que las que se produjeron en la batalla de Moscú o de Stalingrado. Es necesario relativizarlas porque en el contexto de relación de fuerzas en el frente ruso, los soviéticos, gracias a su masiva producción, podían permitirse pérdidas mayores.

Que en Kursk hubiese menos pérdidas que en Stalingrado es un indicador del cambio que operó en el Ejército Rojo. Los generales soviéticos han tomado el mando y tienen más autonomía, los tanques son lanzados al campo de batalla de manera más efectiva, la estrategia rusa se ha perfeccionado y las tácticas son más pensadas y efectivas. El resultado de todos estos cambios se reflejó en una incapacidad alemana para romper el frente y en el posterior fracaso en la Operación Ciudadela. Los rusos no volvieron a cometer los mismos fallos que los habían condenado en los primeros meses de la Operación Barbarroja.

MAPAS DE KURSK. LA BATALLA EXPLICADA PASO A PASO

Mapa 1: Europa antes de la invasión a Rusia

Mapa de Europa en 1941, justo antes de la Operación Barbarroja

En el mapa 1 podemos observar la situación de la Alemania nazi y la Unión Soviética antes del inicio de la Operación Barbarroja. La parte occidental de Polonia y los Balcanes está bajo influencia germana. Finlandia, al norte, será una aliada en la invasión, ayudando a asediar Leningrado. Todos los países en color gris están ocupados por Alemania (como es el caso de Francia, Bélgica, Paises Bajos, Dinamarca, Noruega, Checoslovaquia, Yugoslavia y Grecia) o son aliados. Los países en color verde (Gran Bretaña) siguen resistiendo.

Por su parte, la URSS (en color rojo) tiene en su poder la parte oriental de Polonia en virtud de pacto germano-soviético. Los Países Bálticos (Estonia, Letonia y Lituania), toda la denominada Rusia Blanca (actual Bielorrusia) y Ucrania forman parte de su territorio.

Mapa 2: Operación Barbarroja

Operación Barbarroja: la invasión de Hitler de la Unión Soviética



El 22 de junio de 1941 se lanza la Operación Barbarroja, la invasión alemana de la URSS. La Wehrmacht se divide en 3 grupos de ejércitos:

  1. Grupos de Ejércitos Norte: avanzará por los estados bálticos para terminar alcanzando la ciudad de Leningrado al norte.
  2. Grupo de Ejércitos Centro: se lanzará por la Rusia central (en lo que hoy en día es Bielorrusia) y conquistará Minsk. Su objetivo es Moscú.
  3. Grupos de Ejércitos Sur: avanzará por Ucrania para dirigirse hasta Rostov, ocupando Kiev y las costas del Mar Negro, el Mar de Azov y Crimea.

Mapa 3: penetración alemana en Rusia

Frente oriental de la Segunda Guerra Mundial en 1941

En el mapa 3 se aprecia en avance de los 3 grupos de ejércitos alemanes hasta diciembre de 1941, cuando son parados en las puertas de Moscú. El invierno obstaculiza la conquista de la capital rusa y el Ejército Rojo lanza una ofensiva que hace retroceder a los alemanes hasta Smolensko en el centro.

Mapa 4: avance hacia el Don y batalla de Stalingrado

Mapa avance alemán hacia Stalingrado en la Segunda Guerra Mundial

En el verano de 1942 la Alemania de Hitler lanza una nueva ofensiva con el Grupo de Ejércitos Sur para conquistar el Cáucaso y la ciudad de Stalingrado. El invierno se vuelve a echar encima a los alemanes que tienen serias dificultades para tomar Stalingrado. La Unión Soviética lanza una contraofensiva y cerca al VI Ejército de von Paulus en Stalingrado. El ejército capitula y los rusos avanzan tomando gran parte del territorio perdido.

Mapa 5: situación de ambos ejércitos antes de la batalla. El saliente de Kursk

Mapa del Frente Oriental en 1943 en la Segunda Guerra Mundial

Tras la ofensiva soviética en Stalingrado se produce al sur un saliente en Kursk que amenaza el flanco derecho del Grupo de Ejército Centro y el flanco izquierdo del Grupo de Ejércitos Sur alemanes. Hitler aprueba la denominada Operación Ciudadela que es el origen de la batalla de Kursk.

Mapa 6: Operación Ciudadela

Plan de ataque alemán de la Operación Ciudadela

La Operación Ciudadela se planeó de la siguiente forma:

  • Por el norte atacarían el 9º Ejército (perteneciente al Grupo de Ejércitos Centro) al mando de Model y que partiría desde la ciudad de Orel. En el norte las fuerzas soviéticas estaban dirigidas por Rokossovsky.
  • Por el sur atacarían la 4º División Panzer de Hoth y el Destacamento Kempf. Las fuerzas rusas encargadas de frustrar el avance por el sur están al mando de Vatutin.

El objetivo es que las fuerzas de Model al norte y las de Hoth al sur se encuentren en la ciudad de Kursk, cerrando la pinza y embolsando a las divisiones soviéticas que defiende el saliente.

Mapa 7: avances alemanes en los frentes norte y sur

Mapa de la Operación Ciudadela



El ataque en el Frente Norte tenía como primer objetivo la localidad de Olkhovatka. El ímpetu del ataque alemán pronto se detiene ante las extraordinarias defensas enemigas. Entonces se cambia de objetivo y Model elige la localidad de Ponyri. La localidad solo es tomada a medias y el frente se estanca. Model se ve obligado a parar la ofensiva. Ya no es posible romper el frente y llegar al sur.

En el sur, los alemanes inician el ataque desde Belgorod. Un ataque de distracción se lanzó contra Korocha mientras que el ataque principal del Cuarto Ejército Panzer de Hoth iba dirigido a Oboyan. Los alemanes tienen éxito y avanzan a pesar de las graves pérdidas. Llegan al segundo cinturón defensivo y es entonces cuando los rusos concentran sus fuerzas en Prokhorovka.

Mapa 8: batalla de Prokhorovka

Mapa de la batalla de Prokhorovka

Las Divisiones Primera y Tercera Panzer se lanzan contra Prokhorovka tras un masivo bombardeo de la Luftwaffe. Los rusos lanzan a su vez otro ataque, provocando un colosal choque frontal de tanques que crea una gran confusión. En este momento llega el Quinto Ejército de Tanques de Guardias procedente del Frente de reserva e infringe graves pérdidas a la Wehrmacht. Los alemanes no pueden avanzar más y pierden la batalla.

Mapa 9: controfensiva rusa y final de la batalla de Kursk

Mapa de la Operación Rumyantsev

Se produce la contraofensiva rusa en el Frente Norte. El ataque se inició en el sector de Orel. La ciudad de Orel es conquistada y empuja a las fuerzas alemanas hasta Briansk. En el Frente Sur los soviéticos lanzan un ataque que obliga a los alemanes a retirarse hasta Jarkov, el punto de partida de la Operación Ciudadela. El Ejército Rojo conquista todo el territorio ocupado por los alemanes al sur del saliente de Kursk. Es el inicio de la ofensiva rusa que dos años después llegará a Berlín.

Libros sobre Kursk



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Bibliografía básica



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LA BATALLA DE KURSK: el mayor choque de tanques de la historia
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LA BATALLA DE KURSK: el mayor choque de tanques de la historia
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La batalla de Kursk ha pasado a la historia por ser el mayor enfrentamiento de tanques de la Segunda Guerra Mundial. Y no es para menos. En los campos de trigo y en los valles de Kursk miles de carros de combate y millones de soldados se aniquilaron en uno de los enfrentamientos más cruentos y duros que se han visto. El nazismo y el comunismo lucharon por su propia existencia en una épica batalla que merece ser contada. Por primera vez en toda la Operación Barbarroja, la Wehrmacht de Adolf Hitler se verá seriamente comprometida. Stalin moviliza a toda la Unión Soviética en un supremo esfuerzo para frenar a la Alemania nazi que le cuesta al país millones de vidas. Esta es la historia de los trágicos (pero a la vez fascinantes) sucesos que acontecieron en el saliente de Kursk
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Deguerra

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