LOS TRECE MALDITOS BASTARDOS. Richard Killblane y Jake MacNiece

Los trece malditos bastardos, de Richard Killblane y Jake MacNiece, cuenta la historia del 506º Regimiento Paracaidista integrado en la 101º División Aerotransportada, la punta de lanza en la invasión de Europa. Se lanzaron por los cielos de Francia en la noche previa al Desembarco de Normandía. Su forma de actuar los elevó a mitos y han sido llevados al cine por Quentin Tarantino en Malditos bastardos, y por Robert Aldrich en la película Doce en el patíbulo.

Los Trece Malditos Bastardos: De la América profunda al Nido del Águila de Hitler: el pelotón de paracaidistas de combate más legendario de la 101.ª Aerotransportada (Historia. Segunda Guerra Mundial)

Killblane, Richard (Autor)

RESEÑA DE LOS TRECE MALDITOS BASTARDOS

Sí, efectivamente, eran trece, pero no como los pintan en la película de Tarantino. No iban por ahí matando nazis, ni coleccionando sus cabelleras, ni gravando cruces gamadas en sus frentes con los cuchillos. Pero sí eran tipos muy duros y anárquicos. Se convirtieron en la vanguardia más agresiva contra el ejército alemán.

Tenía muchos defectos, pero no eran cobardes. Todo lo contrario, los tenía bien puestos. Eran indisciplinados, pero llevaron a cabo las misiones más peligrosas. Eran duros, sucios y cochambrosos, por eso recibieron el nombre de filthy. En su favor hay que decir que se comieron todos los marrones: fueron los primeros lanzados en los cielos de Francia; estuvieron aguantando la ofensiva alemana de la Ardenas en Bastogne y participaron en la Operación Market Garden.

Sus jefes les tenían desprecio, pero a la vez los usaban para todo. Lo mismo eran enviados a colocar minas en puentes, despejar el territorio de explosivos o matar a jefes de las SS. Ellos lo hacían con gusto, y no acostumbraban a coger prisioneros. Su líder, Jake McNiece, recordaría en su juventud la cantidad de veces que habían sido juzgados por un tribunal militar.

Eran valientes hasta el extremo, aunque los que los observaban pensaban, más bien, que eran suicidas. El desprecio que le tenían a la muerte era legendario, por eso nunca fallaron en ninguna misión que se les encomendó. Y por ello no fueron reconocidos lo suficiente. Quizás su desprecio a los jefes y sus constantes insubordinaciones ayudaron a ello. En actualidad se han vuelto a hacer famosos. La película de Tarantino los ha puesto de nuevo en la escena, aunque Jake McNiece, antes de morir a sus 94 años, bromeó con la película, incluso le gustó que Brad Pitt hiciera de él. Este libro es muy recomendable y ameno si te gustan las historias de la Segunda Guerra Mundial.

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